Redacción Gestión

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(Bloomberg).- Esta es la historia de un que durante años y años (y años) no logró cumplir su meta de inflación. Entonces, un día, hubo un informe que sugería que tal vez deberíamos dejar que la meta ocasionalmente no se cumpliera.

En una muy esperada revisión de la política del banco central sueco por parte del ex gobernador del Banco de Inglaterra Mervyn King y el profesor Marvin Goodfriend, apareció la respuesta: tener una meta de inflación flexible. Siempre y cuando se implemente una serie controles y contrapesos.

"En todo el mundo, los bancos centrales debaten sobre cuál es el objetivo correcto de la política monetaria y aún no se ha llegado a un consenso internacional", dijeron ambos en el informe, que se publicó el martes en Estocolmo. "La experiencia de Suecia es de importancia para el resto del mundo, así como para sus propios ciudadanos".

King y Goodfriend recomendaron una serie de medidas para Suecia, entre ellas, dar al parlamento la facultad de decidir el nivel de la meta de inflación, que actualmente es del 2%. Las autoridades de Estocolmo llevaron las tasas muy por debajo de cero, lanzaron un programa de compra de bonos sin precedentes y advirtieron que podrían intervenir en el mercado de divisas para restaurar el aumento de los precios.

La recomendación podría suscitar debates fuera de Suecia. Las autoridades del Banco Central Europeo se enfrentan a las mismas presiones deflacionarias, pero hasta ahora se resisten a repensar su propia meta de inflación. Una caída más pronunciada del precio del petróleo también ha planteado preguntas sobre si los índices de precios deben incluir los volátiles componentes del petróleo y la energía.

El Riksbank se mostró abierto a cambiar su meta de inflación. La vicegobernadora Cecilia Skingsley dijo a Bloomberg el lunes que el banco tiene la posibilidad de realizar "cambios menores" en el marco, como por ejemplo modificar la medida de precios a la que se apunta y volver a implementar un margen de tolerancia, sin enmendar la ley.

El miércoles, el banco obtuvo algo de alivio ya que una de las principales encuestas reveló que las expectativas de inflación para los próximos cinco años subieron a un 1.9% frente al 1.8% registrado a fines del año pasado.

El banco fue duramente criticado por no alcanzar su meta de inflación, en parte después de que elevó las tasas demasiado rápido en 2010 debido a la preocupación por el crecimiento de la deuda interna. El Premio Nobel Paul Krugman, como todos saben, tildó a la política del Riksbank de "sadomonetarismo" por su impacto en el empleo.

King y Goodfriend no criticaron a los funcionarios suecos por elevar las tasas en forma prematura porque, explicaron, "se enfrentaban a desafíos mucho mayores que los de otros bancos centrales".

Los dos recomendaron realizar enmiendas a las leyes suecas para dejar en claro que cualquier decisión sobre el régimen de tipo de cambio del país "es un asunto del gobierno". En este sentido, lo que ocurrió en Suiza, que se vio obligada a abandonar el techo que se había fijado al franco, es una "historia que nos deja una moraleja", dijo King en una conferencia de prensa.

Los legisladores suecos entraron en el debate que provocó el informe. El país revisará la política este año y luego propondrá cambios en las leyes del Riksbank.

La ministra de Hacienda Magdalena Andersson dijo que parte de eso podría incluir la implementación de un doble mandato que también comprenda al empleo.

Pase lo que pase, los bancos centrales de todo el mundo, sin duda, una vez más estarán atentos a lo que suceda en Suecia.