La crisis política sigue afectando las perspectivas del Perú. Luego que el banco de inversión JP Morgan y la calificadora Fitch Ratings redujeran las proyecciones para la economía peruana, otros analistas continúan estimando bajas perspectivas para el Perú.
Ahora le tocó el turno al Banco Itaú, quien se alineó a las anteriores mediciones.
El banco redujo su estimado de crecimiento desde 4.2% hasta 4% para el 2018; mientras que el 2017 proyectó que el crecimiento ya no sería de 2.9%, sino de 2.7%, como consecuencia de la crisis política por la vacancia y el posterior indulto a Fujimori.
Ayer, el BCR redujo su tasa de referencia en 25 puntos básicos hasta 3%, su menor nivel en 7 años. De esta manera, la fortaleza del sol peruano podría retrasar a sus pares cambiarios de los Andes.
La inflación a diciembre aumentó el riesgo de un IPC por debajo del rango meta del BCR de entre 1% y 3%.
No obstante, Banco Itaú señala en su informe que el entorno externo para Latinoamérica sigue siendo favorable, lo que respalda los precios de exportación, el riesgo soberano y el tipo de cambio.
Estimados
JP Morgan redujo su estimado de crecimiento económico del Perú a 4.2% esta semana y Fitch Ratings hizo lo propio señalando que se encuentra revisando su estimado por debajo del 4% para el 2018.
Fitch Ratings cita que la tensión política tendrá un impacto negativo en el crecimiento económico de este y el próximo año. Asimismo, la parálisis política dominaría el resto del mandato de Kuczynski.
JP Morgan citó en su informe que el crecimiento secuencial del PBI del cuarto trimestre del 2017 y el efecto de arrastre fueron revisados a la baja, mientras que el consumo privado y la inversión se atenuaron.
Además, proyectó que el déficit fiscal alcanzará el 3.5% del PBI para el 2018, mientras que la emisión de deuda del mercado no debería ser superior al 1.5% del PBI.
Por otro lado, la premier Mercedes Aráoz también se animó esta semana a dar sus proyecciones. La economía peruana podría crecer más de 4% este año, debido al “viento a favor” de los precios internacionales de los metales, lo que puede ayudar a mejorar la recaudación tributaria.