Gestión.- Chris McCall se estaba preparando para el nacimiento de su segunda hija en 2013, cuando recibió un golpe inesperado: lo despidieron después de cuatro años en agencyQ, una empresa de marketing digital en Washington.

Después de un par de meses buscando trabajo y cuidando de una bebé y su hermana de dos años, McCall y su esposa, Rebecca, decidieron que sería él quien se quedaría a cargo de la casa. Su esposa ganaría el sustento familiar.

Una tercera hija llegó en 2015 y McCall, de 39 años, comenzó a preocuparse por su capacidad para volver al mercado laboral. Cuando postuló, se encontró con un obstáculo conocido para muchos trabajadores: un sesgo contra los empleados de más edad y las personas con vacíos en sus currículos.

"Postulé a varios puestos para los que estaba sobrecalificado y no sentí que fuera muy considerado", dice. Si bien algunas compañías entendieron su interrupción para el cuidado de sus hijas, para otros "era otra marca negra en mi contra", dice.

Pese a todas las palabras bonitas que las compañías dicen de las políticas orientadas a la familia y la contratación no discriminatoria, los economistas encuentran evidencia de sesgo etario. A las personas que voluntariamente abandonan el mercado laboral, tampoco les va bien.

Eso podría estar cambiando. La presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos, Janet Yellen, ha permitido que el mercado laboral se ubique por debajo de la tasa de desempleo que el banco central sostiene es consistente con el pleno empleo. Fue una apuesta de que la economía atraería mano de obra desde los márgenes, lo que pondría a más personas a trabajar sin avivar la inflación no deseada. La estrategia está funcionando en ambos sentidos.

Trabajadores experimentadosFord Motor, Barclays y Booz Allen Hamilton son solo algunas de las compañías que ahora apuntan a trabajadores con experiencia previa que por diversas razones han estado fuera de la fuerza laboral.

Algunos de estos empleados son una ganga. Un estudio realizado por tres investigadores de la Reserva Federal y otro de la Universidad de Columbia muestra que los trabajadores independientes pueden costar alrededor de 25% menos de lo que costarían si una empresa intentara atraer a un empleado similar desde otra empresa.

"Tiene sentido que las empresas busquen a los no participantes", ya que es menos probable que inicien un proceso de solicitud de ofertas y contraofertas, dice Aysegul Sahin, del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, uno de los coautores del documento.

Para sorpresa de algunas empresas, la calidad de los postulantes también es alta. "Este es una gran fuente de talento", dijo Barbara Byrne, vicepresidenta de banca de inversión en Nueva York de Barclays, que este año ha recibido 870 postulaciones para 26 vacantes en su programa Encore orientado a trabajadores que regresan al mercado laboral. "El entorno laboral necesita que estas personas vuelvan".

También lo necesita la economía de EE.UU.

El crecimiento depende de la oferta laboral, que está aumentando a un ritmo más lento a medida que los baby boomers (la generación nacida entre 1946 y 1964) se jubilan.Programas de regreso al trabajo también podrían curar una inquietante cicatriz posterior a la recesión. Una cantidad significativa de hombres y mujeres abandonaron la fuerza de trabajo sin regresar a ella.

La mejor edadAlrededor del 91.5% de los hombres, y el 75.6% de las mujeres, de entre 25 y 54 años de edad, o en la mejor edad para trabajar, estaban trabajando o buscando trabajo a comienzos de 2007.

Hoy esas cifras son de 74.9% para las mujeres y de solo 88.5% para los hombres, un número que el economista de Dartmouth College y exasesor de Yellen Andrew Levin califica como "un problema urgente de política pública".

Las teorías sobre lo que les sucedió a los llamados hombres desaparecidos abarcan desde la adicción a los opiáceos hasta la pérdida de empleos de habilidades intermedias a medida que la tecnología y la automatización se infunden en más tareas.

Pero las experiencias de McCall sugieren que el sesgo también está en acción. Algunos gerentes que sospechan que está allí están decididos a anularlo.

"Mi objetivo es destruir los estereotipos sobre las brechas en la carrera profesional", dijo Holly Rollins, directora de seguridad cibernética de Booz Allen Hamilton, quien inició el programa de reinserción de la empresa con sede en Colorado.

Rebecca McCall descubrió el programa en Booz Allen, donde también trabaja, y le contó a su esposo sobre él. Los gerentes de contratación de Booz Allen recibieron bien el vacío por el cuidado de las niñas, dijo Chris McCall. Sus habilidades aún eran brillantes y, después de una breve pasantía, fue contratado en junio de 2016, en una unidad distinta a la de Rebecca."Estaba feliz de volver a la fuerza laboral", dijo.