Según el gremio, de una vez por todas necesitan reiniciar sus actividades. (Foto: GEC)
Según el gremio, de una vez por todas necesitan reiniciar sus actividades. (Foto: GEC)

El gremio de Indumentaria de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) expresó su preocupación frente al protocolo sanitario exigido para el reinicio de actividades del sector textil, pues incluye cambios en las estructuras de sus plantas industriales que en la actualidad no se pueden cumplir.

Así, el incumplimiento implica la contratación de obreros de construcción y proveedores de equipos, los cuales aún no se encuentran autorizados para trabajar.

“Nos exigen mejorar la ventilación mediante equipos de flujo de aire para lo cual se requiere en algunos casos derrumbar paredes y contratar empresas que no han sido comprendidas en la Fase 1 del reinicio de actividades”, señaló Luis Aspíllaga, presidente del Gremio Indumentaria de la CCL.

Y argumentó que se necesita un periodo de adaptación para cumplir con los protocolos; pero a la vez "de una vez por todas reiniciar las actividades”.

Otro punto que criticó es que no se haya incluido en la Fase 1 a las pequeñas empresas fabricantes de calzado, carteras, cinturones, botones, cajas, bolsas, colgadores, maniquíes, etc., así como las de confecciones e industrias anexas.

-Responsabilidad penal por contagio-

El gremio también cuestionó que se le atribuya al empresario responsabilidad penal en caso de que algún trabajador se contagie con el COVID-19, pues ello podría ocurrir en el entorno familiar, el transporte público o en la calle.

“Los empresarios somos responsables de lo que ocurra dentro de nuestras plantas u oficinas, no de lo que ocurra fuera de ellas. No pueden, por ello, asignarnos una responsabilidad penal”, cuestionó el presidente del gremio.

-Industria afectada por las importaciones-

Aspíllaga sostuvo que con la crisis sanitaria causada por el COVID-19 “se han cancelado pedidos millonarios los cuales deben ser recolocados en el mercado local”, por lo que expresó el “temor” de que ingrese al país una avalancha de prendas asiáticas a precios ínfimos.

Además, refirió que varios cientos de empresas han solicitado permisos para reiniciar sus actividades, pero hasta el momento no más de 50 se encuentran operando.

“Hay una saturación en el sistema de aprobaciones; el Ministerio de la Producción debería agilizar el procedimiento”, aseveró.

Con la crisis sanitaria por el COVID-19 y la paralización de actividades del sector textil y de confecciones, el país ha dejado de exportar entre US$100 millones y US$200 millones, según el líder gremial.