(Foto: Andina).
(Foto: Andina).

El ruido político y la posterior sucesión de mando no fueron impedimento para que la semana pasada las calificadoras de riesgo Fitch y S&P mantuvieran el rating crediticio del Perú en “BBB+”, en zona de grado de inversión, incluso con una perspectiva “estable”, sostiene el área de Estudios Económicos de Scotiabank Perú.

“Esta es una señal muy potente para que la nueva administración Vizcarra pueda atraer inversiones. La importancia de esta señal es aún mayor en un contexto en que las calificadoras han revisado hacia la baja el rating de los países de la región durante el último año”, sostiene.

El MEF ya había advertido de una preocupación de las clasificadoras de riesgo por el nivel del déficit fiscal, que para este año el gobierno estima en 3.5% PBI, pues sería el mayor entre los países con rating similar (México y Tailandia) y entre los miembros de la Alianza del Pacífico.

El déficit fiscal alcanzó a 3.3% PBI a febrero 2018 (últimos 12 meses), por lo que el espacio hasta alcanzar el objetivo (3.5%) no es mucho. Más aún si se tiene en cuenta que la recaudación tributaria viene cayendo los últimos 5 años (previéndose una moderada recuperación para este año) y que hay un riesgo latente de iniciativas legislativas que podrían elevar el gasto corriente.

Ello pone en riesgo también que se alcance la tasa de crecimiento objetivo de la inversión pública (15%) este año. En el pasado los gobiernos han sacrificado la ejecución de inversión pública para alcanzar sus metas fiscales.

Tras un 2018 de impulso fiscal (previsto en 0.5% PBI por el BCR), el 2019 deberá ser un año de consolidación fiscal, buscando el retorno hacia un déficit fiscal de 1%, nivel sostenible en el largo plazo. A pesar de estas preocupaciones, las clasificadoras han destacado como fortalezas macro: i) el nivel importante de activos financieros, ii) deuda pública por debajo de la mediana de países con similar calificación, iii) credibilidad del régimen de política monetaria, con una baja inflación y expectativas de inflación ancladas al rango meta del BCR, iv) continuo descenso de la dolarización financiera, que permite mayor flexibilidad cambiaria y menor exposición ante un descalce de monedas, v) sólidos balances macroeconómicos externos, reflejados en una sólida posición de reservas internacionales y un bajo déficit en cuenta corriente.

Los dos países que tiene un rating crediticio de “BBB+” por las dos clasificadoras (Fitch y S&P), al igual que el Perú, son México y Tailandia. A mediados de marzo 2018, Fitch mantuvo la calificación de México en “BBB+” con perspectiva “estable” por su base económica diversificada y un historial de políticas económicas disciplinadas. Sin embargo, advirtió como riesgos la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), con Canadá y EE.UU, que entra a partir de abril 2018 a su octava ronda de negociaciones.

Si bien no ha habido avances significativos, últimamente EE.UU. se ha mostrado más flexible. Otro riesgo es el proceso de elecciones a llevarse a cabo en julio 2018.

Fitch mantuvo la calificación de Tailandia en “BBB+”, también con perspectiva “estable” debido al superávit en cuenta corriente –que se amplió de 8.1% en el 2015 a 11.5% PBI en el 2016 - y por las mayores reservas de divisas.

Los inversionistas ven más riesgos para México que para Tailandia y Perú. La prima para asegurarse contra un impago de México a través del Credit Default Swap (CDS) actualmente es de 115pbs, nivel superior a la del Perú (84pbs) y Tailandia (46pbs).