Redacción Gestión

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Por Julio Lira

El 28 de julio se cumplen dos años del mandato del presidente Ollanta Humala. Lo primero que se puede decir de este bienio transcurrido es que los sobresaltos estuvieron a la orden del día, tanto en el ámbito político como en el económico. Quizá mayo haya sido el mes de inflexión en el intento por poner en la agenda del país algunas propuestas que correspondían al programa de la primera vuelta que exhibió como candidato en el 2011.

En el ámbito económico, tres serán los retos que el Gobierno deberá enfrentar en el resto de su periodo: la promoción de la inversión, el devenir de la economía mundial y la conjugación de la política de fiscalización ambiental y laboral con la actividad empresarial.

La recuperación de la confianza será vital para recobrar el dinamismo de la inversión. El reciente Marco Macroeconómico Multianual elaborado por el estima que crecerá a un ritmo de 10% hasta el 2016, mientras que el último el Reporte de Inflación del proyecta una tasa de 8%. Más allá de las cifras, lo que revelan ambas previsiones es que los próximos tres años se necesitará una microgerencia del Estado para que los proyectos salgan adelante.

Esta microgerencia podrá verse perturbada el próximo año por las elecciones regionales. Sabido es que una buena parte de las trabas que enfrenta la ejecución de los proyectos están vinculados al accionar de estos gobiernos, y sobre lo cual ahora con la formación de un equipo facilitador de los proyectos se esperan resultados positivos. Sin embargo, salvo el bloque de los gobiernos regionales de la selva y algunos de la costa y de la sierra, el resto no está suficientemente enganchado con la promoción de la inversión privada. Adicionalmente, se requiere que no haya relaciones turbulentas como lo que sucede actualmente en el sector de la pesca industrial.

Pero no solo será suficiente una eficiente microgerencia, sino también que el inversionista comprenda la importancia que le da la actual administración a la política social. Es cierto que las intervenciones en este tema todavía no muestran, por parte de las autoridades, una suficiente claridad, como lo revela la aplicación de la .

Es obvio que varias de las medidas que se adopten no estarán ajenas al desenlace de lo que suceda con las economías de los EE. UU., China y de la Zona Euro. Por lo pronto, si la decide el retiro de su plan de estímulo, esto será otra prueba de fortaleza que tendrá que enfrentar la economía peruana. Indudablemente que los factores señalados también estarán influidos por lo que suceda en el ámbito político.

En suma, al actual Gobierno, en la práctica le queda el segundo semestre de este año y los seis meses del 2014 – antes de las elecciones regionales – para llevar a cabo sus objetivos. El 2015 será un año electoral, más aún cuando como vemos en estas semanas el cronograma está adelantado. Por eso, hace bien el Ministro de Economía en mencionar, cada vez que puede, que no somos un país rico, porque recuerda que tenemos todavía grandes tareas por realizar para no caer como otros países en la trampa de los ingresos medios.