Redacción Gestión

redaccion@gestion.pe

Rafael DoménechEconomista Jefe de Economías Desarrolladas de BBVA Research

Juan Ramón GarcíaEconomista Senior de BBVA Research

Tras los buenos datos de afiliación a la Seguridad Social de los tres primeros meses del año, con un crecimiento trimestral desestacionalizado del 0,6%, se habían generado unas expectativas bastante positivas sobre los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre. Sin embargo, el dato de empleo de la EPA que publicó el INE sorprendió a la baja, con una caída desestacionalizada del 0,1% que, como evaluamos en BBVA Research, supuso un "jarro de agua fría" sobre las perspectivas de crecimiento. Esta estimación de la EPA ha llevado a algunos analistas y comentaristas a hablar de que asistimos a una recuperación sin empleo o, incluso, a poner en duda la mejoría de la economía española, que días más tarde el propio INE cifró en un crecimiento trimestral del PIB del 0,4%.

No queremos aquí analizar los detalles de la medición del empleo que realizan la EPA y la afiliación, sus metodologías o por qué arrojan diferencias que, como hemos visto recientemente, pueden ser importantes. Pero sí hacer una reflexión sobre la importancia que tiene fijarse en las tendencias subyacentes del mercado de trabajo en lugar del dato puntual.

Tanto la EPA como la afiliación son estadísticas bien hechas, que se depuran con cuidado, homologadas internacionalmente (en el caso de la EPA) y que proporcionan una información muy útil y complementaria sobre la situación del mercado de trabajo, partiendo de definiciones diferentes sobre la situación de una persona activa en el mercado de trabajo. Pero no debemos olvidar que, por muy bien hechas que estén, son estimaciones o medidas sujetas a un margen de error. Tanto la EPA como la afiliación contienen una señal del verdadero nivel de empleo, pero también un ruido. En el caso de la EPA, este ruido se debe a que se trata de una encuesta realizada a unos 65 mil hogares que van cambiando en el tiempo y que sus resultados, mediante técnicas estadísticas (elevación), se generalizan al conjunto de la población española. En el caso de la afiliación, el ruido se debe a que es un registro en el que no todas las personas ocupadas están dadas de alta (porque no tienen obligación de ello o por fraude) y algunas registradas en realidad no trabajan, lo que obliga a ir depurando continuamente los datos.

La relación entre la señal y el ruido de la EPA y de la afiliación puede cambiar en el tiempo, entre sectores y entre regiones. Y varía también dependiendo de si estamos interesados en el nivel del empleo (con una relación señal/ruido a nivel regional ligeramente superior en la EPA) o en sus tasas de crecimiento (con una mayor fiabilidad en la afiliación para intervalos de tiempo anuales o trimestrales). Si lo que nos interesa es una foto fija del empleo o comparar la situación del mercado de trabajo, por ejemplo, al inicio de la crisis y en la actualidad, la EPA parece preferible. Pero para variaciones en periodos de tiempo más cortos la afiliación contiene mejor información. Afortunadamente, no tenemos la obligación de elegir entre una y otra, sino que podemos utilizar toda la información disponible con procedimientos rigurosos para extraer las tendencias subyacentes. Esto es precisamente lo que hace el INE, y la razón de que la Contabilidad Nacional ofrezca una estimación alternativa de empleo, que tiene también en cuenta el número de horas trabajadas.

Más allá del ruido que a corto plazo puedan contener la EPA o la afiliación, cuando analizamos las señales subyacentes del mercado de trabajo de los últimos trimestres los datos son claramente positivos. El proceso de creación de empleo se inició en cuarto trimestre de 2013, bastante antes de lo esperado, puesto que en la mayor parte de las previsiones no se pronosticaba creación neta de empleo hasta la segunda mitad del 2014. Este proceso no solo se ha iniciado antes, sino que ha continuado en el primer trimestre, y en el segundo da señales de una nueva aceleración. El dato de afiliación de abril ha sido muy bueno y ha batido expectativas. Seguramente, una parte de este dato tenga algo de ruido (por ejemplo, el buen tiempo de una Semana Santa tardía) que no consolidará en los meses siguientes, pero la tendencia sigue siendo creciente. Todas estas evidencias hacen que las previsiones de BBVA Research indiquen que el proceso seguirá acelerándose en los próximos trimestres: con un crecimiento acumulado del PIB entre 2014 y 2015 del 3%, el empleo crecerá en torno al 1,7%, de manera que a finales de 2015 se habrán creado unos 430 mil empleos.

Estas previsiones implican un crecimiento de la productividad del 0,7% anual (el umbral en torno al cual el crecimiento del PIB permite crear empleo neto), muy similar al de la recuperación iniciada en 1994. Con todos los cambios estructurales y medidas de política económica a los que se ve sometida la economía española, con efectos composición a veces contrapuestos sobre la productividad agregada, la incógnita es saber cuáles terminarán dominando sobre el comportamiento de esta variable. Un ejemplo de ello es la disminución de la cuota empresarial a la Seguridad Social para los contratos indefinidos que ha entrado en vigor recientemente. Puesto que los resultados de nuestra evaluación indican que los efectos potenciales sobre el empleo (entre 6 y 7 décimas) son mayores que sobre el PIB (entre 2 y tres décimas), la medida reduce ligeramente la productividad media a nivel agregado por un efecto composición al abaratar las nuevas contrataciones indefinidas. Pero de lo que sí que estamos seguros es que en la actualidad nos encontramos en una recuperación económica con creación neta de empleo.

TAGS RELACIONADOS