Nuestros economistas conversan sobre el proyecto de presupuesto nacional para el 2018. Aquí el diálogo entre Maynardo (M) y Adamo (A), quienes muestran visiones diferentes en torno al tema.

M: Adamo, por fin el MEF cambia de rumbo y se muestra receptivo a las críticas. El proyecto de presupuesto para el 2018 considera un vigoroso impulso de 17.5% a la inversión pública para enfrentar la innecesaria desaceleración de la economía. Con los Panamericanos, la Línea 2 y la Reconstrucción con Cambios nos vamos arriba.

A: No tan rápido, Maynardo. Estoy de acuerdo en que la política fiscal no puede ser procíclica; había que corregir el desafortunado ajustón fiscal de Alfredo Thorne. Pero es improbable que la inversión pública se convierta en el motor de crecimiento de la economía. Para comenzar, recuerda que la inversión pública es solo la cuarta parte de la inversión privada.

M: No seas aguafiestas, Adamo. Diversos economistas y el propio MEF coinciden en que la inversión pública no solo dinamiza la economía por sí misma, sino que además fomenta la inversión privada (son complementarias). ¿No crees que el marcado incremento en la inversión pública ayudará a que la construcción, que tanto empleo genera, deje de estar en rojo?

A: Solo de manera temporal y con un limitado impacto, mi querido Maynardo. Si fuera tan fácil crecer sobre la base de mayor activismo fiscal, el problema del crecimiento estaría resuelto alrededor del mundo. Más aún, tengo serias dudas sobre si la inversión pública tiene un efecto multiplicador positivo sobre la actividad económica, debido a que la calidad de los proyectos deja mucho que desear.

M: Adamo, por favor. Todos los economistas sabemos que el multiplicador de la inversión pública es mayor a uno. Si Keynes resucitase y te oyera se volvería a morir… La calidad de la inversión pública puede distar de la óptima, pero es absurdo pensar que un incremento en la inversión pública no dinamiza el crecimiento.

A: No estoy tan seguro. Considera el caso de la Línea 2 del Metro que tú mismo has ofrecido como ejemplo. Se ha presupuestado gastar S/ 3,000 millones en este proyecto hasta diciembre del 2018. Pero el sobreprecio en la Línea 2 es enorme. Santiago de Chile acaba de terminar las líneas 3 y 6, que tienen 37 kilómetros y son subterráneas, a un costo de US$ 2,720 millones. El presupuesto de la Línea 2, de 35 kilómetros, es de US$ 6,600 millones con IGV. Y, probablemente, terminé costando mucho más, como ya es usual en estos grandes proyectos.

M: No se puede comparar alegremente el costo de estas vías en distintas ciudades. Hay que revisar los estudios de suelos, el número de estaciones, las interferencias y el costo de las expropiaciones. Además, ¿quién te ha dicho que los beneficios son los mismos? En Lima, el tráfico es un desastre y los beneficios adicionales de la Línea 2 muy probablemente sean mucho mayores que los de las líneas adicionales de Santiago.

A: Puede ser, pero no me vas a decir que porque gastas el doble de lo que deberías gastar en esta obra el PBI va a crecer.

M: No puedes caricaturizar a la inversión pública hablando de un proyecto particular. Los Panamericanos son una necesidad para mejorar la infraestructura de la ciudad de Lima y promover la práctica del deporte.

A: Los Panamericanos constituyen un proyecto centralista que cuesta S/ 4,000 millones y que solo favorece a Lima. Asimismo, más de 1,000 millones de soles de este evento no irán a nueva infraestructura.

M: Pero igual se dinamizará la demanda. Con el incremento en los ingresos de las empresas y las personas proveedoras de este proyecto, la gente consumirá más, contribuyendo a reactivar la economía. Asimismo, el presupuesto en reconstrucción de puentes, caminos, hospitales y escuelas incentivará la demanda hoy y nos hará más productivos mañana.

A: Qué bueno que hables de productividad. El problema fundamental del presupuesto es que no se preocupa de financiar reformas estructurales que incrementen la eficiencia de los servicios públicos o la productividad de los peruanos. Parafraseando a Julio Velarde, la caída de la productividad es como para llorar. ¿Qué pasó con la reforma de pensiones? ¿Dónde está la reforma laboral? ¿Qué le pasó al seguro de desempleo en lugar de la CTS que PPK nos prometió?

M: Coincido en que hay muchas reformas estructurales pendientes, Adamo. Sin embargo, el énfasis del presupuesto debe estar puesto en la reactivación. Creo que el Gobierno está poniendo todas las balas en la inversión pública. Esto no será fácil de hacer en un año de elecciones subnacionales y de creciente confrontación política. Tal vez, haber considerado una mayor proporción de gasto corriente hubiera sido más realista y efectivo.

A: No comparto tu opinión para nada. Necesitamos pensar en el largo plazo y necesitamos de reformas estructurales. Si hay algo que Thorne intentaba hacer era precisamente esto y enfrentar las causas de la baja productividad. Por ejemplo, ¿es Invierte.pe un mejor filtro de la inversión pública que el SNIP? ¿Está el gasto en educación y salud bien dirigido? No es cuestión de gastar por gastar.

M: De acuerdo con cuidar la calidad del gasto. Otro aspecto que me preocupa del presupuesto es su financiamiento. El MEF está apostando, optimistamente, a que los ingresos aumentarán en más del 5% el próximo año. Pero ello depende de la propia capacidad reactivadora de la inversión pública y de los precios de los metales.

A: Creo que el 2018 será el momento de evaluar la reforma tributaria de PPK. Si los primeros meses del 2017 son una guía, parecería que esta ha hecho poco por formalizar pero que afecta negativamente la recaudación. De hecho, los ingresos han caído más de 5% hasta julio. A este paso podríamos terminar con más de 30% de deuda sobre PBI para el 2021.

M: Por eso mismo urge reactivar la economía con un mayor gasto público, no solo de inversión pública.

A: Lo que veo es más de lo mismo. Prescindir de reformas estructurales de importancia es condenarnos a un crecimiento de la productividad y de la economía bastante mediocre.

M: Parece que no nos entendemos…