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La nueva jefa global de análisis macroeconómico de dice que ahora se hace evidente que las políticas monetarias extremas que siguieron a la hacen más ricos a los ricos y profundizan el endeudamiento de todos los demás.

Kristin Magnusson Bernard, que trabajó antes en estabilidad financiera en el Banco Central Europeo, dice que las lecciones aprendidas del recorte de las tasas de interés a bajos niveles récord significan que las autoridades bien podrían buscar nuevas herramientas para brindar apoyo a las economías en el futuro.

Si bien los banqueros centrales dieron muestras de una “notable creatividad” durante la crisis financiera, podrían generar “algunas (ideas) más”, dijo Bernard en entrevista telefónica.

“Es probable que se pueda apuntalar más las economías y mantener los mercados en alza, ¿pero qué precio tiene eso?” dijo Bernard. “Habrá muchas prórrogas de créditos a hogares más débiles al tiempo que crecerá mucho la riqueza de los ricos, y llega un momento en que hay que dar esa discusión”.

Ningún país del mundo ha mantenido tasas negativas durante más tiempo que la región nórdica, en la cual Dinamarca ostenta el récord absoluto luego de bajar de cero por primera vez en 2012.

Al mismo tiempo, la desigualdad ha aumentado en Dinamarca, y el llamado coeficiente Gini pasó de 26.5% en el 2012 a 27.6 en el 2017. El coeficiente de Gini mide la distribución del ingreso en la economía: cuanto más bajo es el número, mayor es el nivel de desigualdad. A pesar del incremento, Dinamarca sigue teniendo uno de los niveles más altos del mundo de equidad del ingreso.

Con tasas de interés en extremo bajas, “hay algunos hogares que se benefician de manera desproporcionada de tener muchos activos financieros, mientras que otros quedarán muy expuestos a burbujas de crédito”, dijo Bernard.

Otra consecuencia no buscada del estímulo monetario extremo ha sido la politización de las políticas. “Al ser la única instancia, se ingresa a una esfera política, y el hecho de convertirse en un peso pesado político pondrá en duda la propia independencia”, dijo Bernard. “Muchos de los bancos centrales son conscientes de que están cerca de ese límite”.

Bernard agregó que los temores respecto de efectos desiguales también se aplican a las políticas macroprudenciales, tales como las exigencias de que los bancos cuenten con reservas de capital que los protejan.