(Foto: Andina)
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De acuerdo con los cinco índices internacionales que miden, bajo variables, indicadores y pilares diversos, la cobertura y calidad de distintos servicios de infraestructura digital, el Perú se ubica en el tercil inferior a nivel mundial.

En específico, refiere Comex en su último semanario, los resultados relativos a los demás países en el mundo demuestran que un 61% de países a nivel mundial, en promedio, superan al Perú en materia de competitividad de la infraestructura digital.

Asimismo, si tan solo observamos los países de América Latina, un 55% de ellos superan al Perú.

Y, finalmente, al analizar el benchmarck internacional frente a países de la Organización de Económica para la Cooperación y Desarrollo (OECD), el Perú se encuentra en un puesto por debajo del 100% de los demás en el grupo.

En cuanto a los resultados para algunas variables clave que componen este indicador, se encuentra que el Perú, por ejemplo, contó con una velocidad de descarga de internet móvil y fijo promedio de 21 Mbps y 30.4 Mbps, resultados que son un 58.8% y un 48% más bajos que el promedio mundial.

Además, la cobertura de red 4G, 3G y hasta 2G está aún lejos de ser universal para el país, al no alcanzar más del 83%; y resalta que la extensión en el uso de dispositivos móviles, suscripciones a internet fijo y suscripciones a internet de fibra óptica se encuentra muy por debajo (entre un 30% y 50%) del nivel de usuarios en países miembros de la OECD.

Frente a estos resultados, ¿hacia dónde debería apuntar el Perú en materia de infraestructura digital? ¿Qué aprendizajes y experiencias se deberían replicar? Sin duda, existen limitaciones en cuanto a la cobertura física inherentes a las características geográficas del país, pero -dice Comex- las experiencias de gestión y masificación de servicios digitales de países que lideran estos rankings son un buen punto de referencia.

Uno de los países que se encuentra en los primeros puestos de estos 5 índices es Singapur (1° en el Índice Global Speedtest, 2.° en el Índice Global de Conectividad, 10.° en el Índice de Internet Inclusivo, 2.° en el Índice de Conectividad Móvil y 4.° en el Pilar de Adopción de TIC).

Los informes de estos índices resaltan la integración de tecnologías e innovaciones digitales en sectores como logística, vivienda, educación seguridad y salud, al integrar, por ejemplo, métodos de inteligencia artificial para la interacción y el tratamiento de pacientes en hospitales.

Además, Singapur ha acelerado la integración de modelos “sin efectivo” en su economía, mediante una expansión en el uso de e-commerce, elementos que han llevado a que sea un clúster de innovación mundial.

En el Perú se están dando grandes pasos en la mejora en estándares de calidad de la cobertura, al ser recientemente anunciada la puesta en marcha de la red 5G; sin embargo, no debemos dejar de lado a la población que aún no cuenta con estos servicios.

Según cifras de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), al tercer trimestre de 2020, el 70.3% de la población de seis años contaba con acceso a internet. Pero esta mejora en el acceso se ha concentrado principalmente en la capital peruana.

Así, mientras que a nivel de Lima Metropolitana el valor de este indicador ascendió al 83.4%, en las zonas rurales del país solo alcanzó un 41.7%

Un aspecto primordial en el avance de la transformación digital en el Perú es la conectividad de ciudadanos, empresas e instituciones públicas a una red de telecomunicaciones de calidad.

De acuerdo con el Sistema de Seguimiento de Información del Ministerio de Economía y Finanzas, en cuatro proyectos de banda ancha (que forman parte de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica), ubicados en Ica, Amazonas, Junín y Puno, el porcentaje de avance es menor al 20%, mientras que en ocho (Tacna, Moquegua, Áncash, Arequipa, Huánuco, La Libertad, Pasco y San Martín) es menor al 30%. Solo los proyectos de Lima y Cusco presentan un ratio de avance más alto: 32.2% y 73.2%, respectivamente.

Por tanto, la realidad es que una importante proporción de estos actores aún enfrenta barreras que limitan el uso de servicios digitales. Estas no solo se deben a una cobertura limitada por la geografía de distintas zonas del país, sino también a una serie de desaciertos normativos, trabas para la inversión y medidas que van en contra de la masificación de servicios de conectividad de calidad.

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