(Foto: USI)
(Foto: USI)

Política, política y mucha más política. Eso es lo que dominará el mercado de bonos soberanos de América Latina este año en tanto la región se prepara para media docena de elecciones en países que van hasta Brasil y Colombia.

En México, las repercusiones del escándalo de Odebrecht continúan enturbiando la política interna y sus efectos se han extendido a países vecinos como Perú y Ecuador.

A continuación presentamos una guía de las cuestiones a los que los inversionistas deberán prestar atención en 2018:

Perú
El presidente Pedro Pablo Kuczynski no tuvo ningún respiro durante su primer año en el cargo. Después de sobrevivir por poco a un juicio político en diciembre, su apoyo popular se redujo aún más cuando indultó al controvertido exmandatario Alberto Fujimori, permitiendo su salida de la cárcel.

Si bien la inquietud de los inversionistas peruanos ha disminuido desde la votación del juicio político, el presidente sigue bajo investigación por sus vínculos con la constructora brasileña Odebrecht y podría enfrentar otra votación si se descubre algo más.

Los inversionistas temen que un juicio político pueda reducir el pronóstico de crecimiento de Perú y potencialmente abrir las puertas a un candidato independiente como Verónika Mendoza, exlegisladora de izquierda que terminó tercera en la carrera presidencial de 2016.

México
El mercado de deuda soberana de México se divide entre moneda local y monedas fuertes. A los inversionistas les preocupa la posibilidad de un colapso en las negociaciones del TLCAN y la posible victoria del candidato presidencial izquierdista Andrés Manuel López Obrador en julio.

Los riesgos han significado una prima de rendimiento récord por mantener deuda local del país en lugar de bonos extranjeros, aun cuando los rendimientos de ambos disminuyeron en 2017.

Los riesgos asociados incluyen la posibilidad de que una victoria de López Obrador pueda paralizar la apertura de la industria energética a la inversión privada y ralentizar la inversión en infraestructura pública.

No obstante, los inversionistas se han calmado desde la elección de Trump, y los diferenciales de los contratos de canje de incumplimiento crediticio (CDS, por sus siglas en inglés) y los rendimientos de los bonos en moneda local han caído.

Brasil
La deuda de Brasil tomó caminos divergentes luego de que el 207 fuera un año lleno de baches para la deuda local. Los rendimientos de los bonos en moneda locales aumentaron y los de los créditos soberanos en moneda fuerte cayeron.

En 2018, es probable que la historia se centre en la política en momentos en que el gobierno de Michel Temer lucha por aprobar la reforma de pensiones.

El gobierno postergó la votación del proyecto de ley hasta febrero y la aprobación de la legislación es incierta. Los costos de las pensiones son altos y las perspectivas para el futuro económico de la nación pueden debilitarse sin su aprobación.

Los objetivos de déficit presupuestario de Brasil siguen siendo altos y una posible decisión sobre la calificación del país por parte de S&P Global Ratings es inminente.

Más adelante en el año, las elecciones presidenciales de octubre dominarán a los activos de Brasil. El expresidente Luiz Inácio da Silva, más conocido como Lula, lidera las encuestas, a pesar de la apelación vigente que presentó contra una sentencia que incluso podría determinar si puede postular a la presidencia.

La elección es determinante, ya que es poco probable que las reformas fiscales de Temer sobrevivan a un gobierno de Lula.

Venezuela
Un modelo de Bloomberg implica una probabilidad de incumplimiento del 84 por ciento en el año que viene para la deuda más riesgosa del mundo. En las condiciones actuales, la nación rica en petróleo está atrasada en más de US$ 1,500 millones en pagos de bonos.

Los bonos venezolanos lideraron las pérdidas a nivel mundial el 2017 luego de registrar unas de las mayores ganancias el año anterior.

Mientras los optimistas apuntan al historial del país de salir del paso con dificultad de los pagos de deuda y la posibilidad de una victoria de la oposición en las elecciones presidenciales de 2018, algunos temen que el gobierno de Nicolás Maduro cancele o manipule la votación para permanecer en el poder, lo que probablemente evitaría una reestructuración de deuda.

Además es posible que la administración Trump imponga sanciones al importantísimo sector petrolero de Venezuela, el que representa alrededor del 95 por ciento de las ganancias de exportación del país.

Argentina
Argentina se apresuró a tener una mayor carga inicial de deuda en sus ofertas de bonos y vendió US$ 9,000 millones de deuda el jueves para adelantarse a las ventas regionales.

Eso representaría alrededor de un tercio de las necesidades de financiamiento del país, que ascienden a US$ 30,000 millones este año, según comentarios de funcionarios del gobierno, y alrededor del 40 por ciento de ese monto se emitirá en monedas fuertes.

Si bien se pronostica que el peso se mantendrá relativamente estable durante el próximo año, la preocupación de que el presidente argentino Macri no cumpla las promesas de controlar la inflación afectará a los bonos en 2018.

Los rendimientos de los bonos en moneda local y en dólares del país han fluctuado a lo largo del año. Casi todos terminaron el año con alzas. La demanda fue más de 2.4 veces mayor de lo que ofreció Argentina la última vez que vendió deuda.

Chile
El peso chileno lideró los retornos de las monedas latinoamericanas el año pasado, ya que los operadores apostaron correctamente al regreso de Sebastián Piñera a la presidencia.

El empresario multimillonario logró la victoria en la segunda vuelta electoral de diciembre y comenzará un segundo mandato en marzo.

Los inversores también seguirán una desaceleración en la compra de viviendas en China, lo que podría afectar de manera negativa los precios del cobre que están estrechamente correlacionados con los activos de la nación.

La encuesta regular de Bloomberg de la semana pasada mostró que casi la mitad de los operadores y analistas esperan que los precios del cobre aumenten.

Colombia
A menos de dos años de terminar una guerra civil que se prolongó por cinco décadas, Colombia elegirá un nuevo líder entre un gran número de candidatos.

No obstante, la debilidad económica y un esfuerzo fallido por recaudar suficientes ingresos a través de alzas tributarias hicieron que el mes pasado S&P Global Ratings rebajara la calificación de la nación a un escalón del territorio basura.

S&P dijo que será un desafío para el presidente entrante cumplir en los próximos años la regla fiscal, o la ley de presupuesto equilibrado, de la nación.

Después de una ola de debilidad de la moneda, algunos operadores apuestan a un repunte en 2018. Renaissance Capital dice que el peso está subvalorado en casi 40%.