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La pandemia del COVID-19 resultó ser un disparador para los servicios financieros y la economía global. Todas las innovaciones esperadas para dentro de cinco años sucedieron en forma ininterrumpida desde marzo del 2020 hasta hoy. Nadie estaba preparado para ello, ni los gobiernos, ni la banca ni los consumidores.
Los usuarios se vieron de pronto necesitados de apelar a la compra online y de los medios de pago digitales que muchos, hasta marzo, no tenían ni siquiera en su radar. A escala global, los ingresos anuales por pagos podrían alcanzar US$ 1.8 billones para 2024 en un escenario de recuperación rápida, según un informe de Boston Consulting Group (BCG).
La extensión del comercio electrónico y una mayor inclusión financiera son las principales causas de este aumento del pool de ingresos.
“En tiempos de crisis las nuevas tecnologías y la digitalización se aceleran, muchos métodos tradicionales para manejar nuestro tiempo ya no funcionan. Si a esto le sumamos trabajar desde casa nos encontramos ante una situación nueva, diferente y que necesita de mucha adaptación”, apuntó Lucas Medola, CFO de PayPal Latinoamérica.
Aunque la crisis de COVID-19 ha remodelado en parte la forma en que los consumidores y las empresas realizan transacciones, tendencias favorables como el cambio a los pagos sin contacto, la creciente adopción de billeteras digitales y el uso más generalizado de la automatización de los pagos entre empresas, elevará las perspectivas de la actividad a mediano plazo, según un nuevo informe del BCG titulado “Global Payments 2020: salto hacia el futuro”.
“En Latinoamérica el comercio electrónico se proyecta a una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) de 12% hasta el 2023. En Perú, que cuenta con una base menor dentro del E-commerce en comparación con Latinoamérica, se espera que esta tasa se duplique y que el volumen de las billeteras digitales alcance cifras de doble dígito en el mismo periodo”, señaló Joaquín Valle del Olmo, Managing Director and Partner de BCG.
Asimismo, sostuvo que en Perú “la penetración de pagos con tarjeta sobre consumo privado fue de 16%, cerca de la mitad de penetración que otros países de Latinoamérica. Esto iría en línea con el número de POS que, en Perú, bordea un volumen de 300,000, aún mucho menor que el volumen de POS en Chile, Argentina y Brasil, pero con alto potencial de crecimiento”.