Los mercados globales han cerrado con retornos negativos tras el surgimiento de una nueva variante del coronavirus en África. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha elevado a la categoría de “variante preocupante” y la ha designado con la letra griega Ómicron. Dado su reciente descubrimiento aún está bajo estudio si es más contagiosa o mortal que las otras variantes, aunque su transmisibilidad sería alta.
Las perspectivas de crecimiento global ya venían deteriorándose tras el ascenso de los contagios en Europa. De hecho, en Alemania los contagios superan en más de 50% al pico de las olas anteriores, mientras que las muertes superan las 100,000 personas, aunque las hospitalizaciones se mantienen acotadas. Austria ha comenzado un confinamiento por 20 días para contener los contagios y en Alemania se está evaluando imponer mayores restricciones a la movilidad.
“En este contexto, una nueva variante del coronavirus incrementa la probabilidad de que se continúe deteriorando el panorama económico, aunque sus efectos se verían durante el próximo año”, asegura Luis Falen, head de Macroeconomía de Inteligo.
Actualmente el FMI espera un crecimiento de 4.9% para el 2022. Sin embargo, esta proyección podría recortarse de endurecerse las restricciones en el mundo. El banco de inversión Goldman Sachs plantea escenarios para este nuevo panorama: i) si el impacto de la variante Ómicron es similar a cuando apareció la Delta, el pronóstico del 2022 podría reducirse en 0.4 puntos porcentuales; ii) si eventualmente es una “falsa alarma” y las características de Ómicron hacen que se propague con menor rapidez que Delta, no habría un efecto significativo sobre el crecimiento. Si bien no se descarte un escenario “severamente negativo”, se le asigna una muy baja probabilidad de ocurrencia dados los niveles de vacunación alcanzados.
“En el corto plazo, esta subida en los contagios impactará sobre todo en los sectores que se estaban beneficiando de la reapertura, como la aviación o el turismo, pero es probable que no detengan la reactivación”, dice Falen.
La experiencia muestra que cada ola de virus está produciendo un menor impacto económico porque el comportamiento de los consumidores se ha ajustado a la situación. El 53% de la población mundial ha recibido al menos una dosis de vacunación y la cantidad de vacunas y tratamientos aprobados sigue aumentando. Asimismo, la tasa de mortalidad se ha reducido al 1.3% de los casos.
Una variable relevante y que podría ser impactada es la inflación, puesto que las nuevas restricciones podrían contraer la demanda y así reducir el punto de ajuste de la inflación en el mediano plazo. “La gran incertidumbre es si esta nueva variante llegará a forzar o no un cambio en el plan de retiros de estímulos de los bancos centrales. Las próximas semanas serán claves para aclarar el panorama de cara al 2022″, considera Falen.