La presentó hoy un "marco de acción" en favor de un crecimiento incluyente, cuyo elemento estrella es un paquete de 24 indicadores que deben servir para evaluar las desigualdades y poner en marcha políticas que afronten la creciente fractura social.

En su informe "Oportunidades para todos", la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) parte de la constatación de un agravamiento de las desigualdades sociales que generan desconfianza en las instituciones e influyen negativamente en términos de productividad, crecimiento potencial y bienestar.

Por eso, insiste en que se necesita "un esfuerzo urgente y concertado" para que haya un crecimiento "más inclusivo y sostenible".

Los 24 indicadores están agrupados en cuatro grupos, los dos primeros referentes a la medida del crecimiento con su reparto en la escala social, así como al carácter o no incluyente de los mercados.

Allí se miden, entre otras cosas, el producto interior bruto per cápita, la relación de ingresos entre el 20% más rico y el 80% restante, la mortalidad por la contaminación atmosférica, la tasa de pobreza relativa, el nivel de desempleo o la brecha de salarios entre hombres y mujeres.

El tercer bloque, sobre igualdad de oportunidades, integra las diferencias en los resultados en materias científicas de alumnos de diferente origen socio-económico, la proporción de niños de 0 a 2 años en guarderías, los jóvenes de 18 a 24 años que ni estudian, ni trabajan, ni están en formación o las diferencias regionales de esperanza de vida.

El último, sobre la gobernanza, examina la confianza en el gobierno, el nivel de abstención o la participación de mujeres en política.

La directora del gabinete de la organización, Gabriela Ramos, explicó que en una primera fase, el objetivo de esos instrumentos de medida es que cada país pueda establecer una evaluación de su situación.

A más largo plazo, conforme se vayan conformando bases de datos nutridas con esos indicadores -algo que por ahora no existe de forma estandarizada-, se trataría de poder establecer comparaciones entre los Estados miembros.

Para la OCDE, esta iniciativa se justifica porque los indicadores económicos más convencionales por sí solos no permiten describir en detalle el fenómeno de la brecha social, que no tiene una única dimensión en términos de ingresos o de riqueza.

A ese respecto, señala que los hijos de padres que no han finalizado la educación secundaria tienen sólo un 15% de posibilidades de ir a la universidad, frente al 60% de aquellos con alguno de los padres con título universitario.