Francia
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Los fabricantes de automóviles franceses son inferiores a los alemanes. No se puede ganar mucho dinero en el mercado masivo. Con una inminente guerra comercial, la incertidumbre regulatoria y la agitación tecnológica, los gigantes tradicionales del sector automotor están condenados.

Para obtener una respuesta bastante enfática a todas estas suposiciones de la industria, solo mire los 2,600 millones de euros (US$ 3,000 millones) de flujo de caja libre que generó Peugeot SA en los primeros seis meses de este año.

Bajo la dirección de su máximo ejecutivo Carlos Tavares --quien el año pasado incorporó la unidad Opel, de General Motors Co., a las filas de Peugeot--, el fabricante francés parece estar funcionando a toda máquina.

Gracias a las crecientes ventas de vehículos utilitarios deportivos (SUV, por sus siglas en inglés) y la laboriosa reducción de costos, la división central de la compañía, Peugeot-Citroen-DS, logró un margen de utilidad operacional recurrente de 8.5%. Ese es el territorio de Mercedes y BMW, lo que llama la atención si se considera que estos últimos tienen precios de venta mucho más altos.

Sin duda, Tavares ha tenido su cuota de buena suerte y ciertos ajustes contables bastante favorables también lo han ayudado. Pero es difícil no quedar impresionado por el reciente desempeño operacional, así como por un rápido vuelco en Opel/Vauxhall, que perdió dinero durante años bajo la propiedad de GM.

Para resumir los resultados del martes, Max Warburton, analista de Bernstein, uso la expresión "¡Boom!". Las acciones subieron 10%, con lo que el alza de este año llega a alrededor de un tercio.

Sin embargo, todos los temores en torno a la industria automotriz no carecen de fundamento. Y es sensato no dejarse arrastrar por la Peugeotmanía y el trabajo aparentemente milagroso que se ha hecho en Opel.

El margen de beneficio del que presumía el grupo excluye 750 millones de euros en gastos de reestructuración y otros gastos extraordinarios, principalmente relacionados con Opel. Si se vuelven a agregar, el margen operativo del 5% de Opel prácticamente desaparece.

Peugeot también capitaliza aproximadamente la mitad de sus gastos de investigación, lo que significa que estos costos no afectan el estado de resultados. Cuando dependía de la contabilidad de GM, Opel no podía hacerlo.

Del mismo modo, casi la mitad del flujo de caja libre del grupo se debió a una mejora de 1,200 millones de euros en el capital de trabajo, de nuevo principalmente en Opel. Pagar a los proveedores un poco más lento podría ser un buen negocio, pero tampoco es ninguna ciencia y es difícil seguir haciéndolo.

Tavares también se ve favorecido por la presencia internacional limitada de Peugeot. Una guerra comercial perjudica a los fabricantes de automóviles de todo el mundo, pero las tres cuartas partes de los ingresos de Peugeot en el primer semestre provinieron de Europa, y la firma no vende autos en Estados Unidos.

Algo que habría sido una debilidad en los tiempos previos a Trump ahora es una ventaja. Esto no ha pasado desapercibido para los accionistas: las acciones se cotizan en ocho veces las ganancias estimadas, lo que es bastante bueno para esta industria.

Sin embargo, por ahora estas son advertencias de lo que es una clara mejora en Peugeot. No tiene nada de malo administrar sus finanzas de la manera más óptima posible. Además de ganar una Copa Mundial de fútbol, Francia ha demostrado que sus habilidades en la fabricación de automóviles también están en bastante buen estado. Bravo.

Por Chris Bryant

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.