Mesa Redonda
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A raíz de la reciente compra de una cadena de farmacias, se han originado controversias por las consecuencias que la concentración que puede generarse en varias actividades económicas.

En el primer desayuno ejecutivo realizado por Centrum Católica y Diario Gestión se debatió sobre las fusiones y adquisiciones y la posibilidad de que se establezca control de precios.

Expertos como Ivo Gagliuffi, presidente de Indecopi; Carlos Fernández, asesor legal de Alafarpe y Fernando D’Alessio, exministro de Salud y exdirector de Centrum analizaron el papel de los organismos reguladores del Estado y las posibles alternativas ante las prácticas monopólicas. 

Para entender la labor de Indecopi hay que tomar en cuenta ciertos conceptos. En el derecho de competencias, a nivel mundial, existen dos tipos de controles: de conductas y de estructuras, explica Ivo Gagliuffi, presidente de Indecopi.

El primero, le permite a las agencias investigar y sancionar cualquier tipo de práctica anticompetitiva que desarrollen las empresas, ya sean abusos de posición dominante o concertaciones de precios. “Este tipo de control de conducta es ‘ex post’. Se espera que se genere y se sanciona, por lo que es reactivo”, especifica.

Por otro lado, el control de estructuras le da la facultad a las agencias de competencia de poder denegar, condicionar o aprobar las concentraciones empresariales, fusiones o adquisiciones antes de que se produzcan. “Este es un tipo de control ‘ex ante’, es decir, es preventivo”, puntualiza Gagliuffi. En el Perú, Indecopi solo tiene la facultad de ejercer control de conductas.

El control de estructuras también existe pero solo en el sector eléctrico. Es decir, el organismo solo tiene la facultad de sancionar una vez ocurridas las concertaciones o abuso de posición dominante.Indecopi ya ha demostrado que tiene la capacidad de ejecutar un control de conductas, explica Gagliuffi.

“A fines del 2016 sancionamos una concertación de precios. Siempre se puede mejorar el tiempo con el que resolvemos los casos, pero sí tenemos poder sancionador”, admite.

Ante ello, existen varios proyectos de ley que proponen un control de estructuras transversal en todos los sectores, cuenta Gagliuffi.Indecopi, dijo, está de acuerdo con ello siempre y cuando se respeten algunas condiciones técnicas. La primera es que el umbral que se imponga para revisar una fusión o adquisición sea alto.

“Los umbrales bajos generan congestionamiento de la autoridad de competencia”, explica Gagliuffi. En ese sentido, agrega que este umbral debe ser fijado por la autoridad en coordinación con el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y no por el Congreso de la República. “Como es una ley nueva, el umbral debe ser fijado vía reglamento, para que la flexibilidad sea mayor.

Si el Congreso falla en el umbral y lo pone muy bajo, será muy difícil modificarlo”. La segunda condición que considera Indecopi, siguiendo las recomendaciones de la OCDE, es que este umbral sea calculado por un índice cuantitativo. “Es decir, por sumatorias de ventas totales de las empresas que se fusionen, así podemos tener los números exactos en la contabilidad de cada empresa”, señala.

Las últimas dos condiciones que sugiere Indecopi es que hayan procedimientos diferenciados. “Hay fusiones que tienen un impacto social fuerte porque afectan mercados sensibles, y hay fusiones que a simple vista son simples y de bajo impacto”, explica Gagliuffi. Ante ello, opina que Indecopi debería tener dos tipos de procedimiento para darles flexibilidad.

Finalmente, sugiere que el diseño institucional sea repotenciado. “Indecopi debe crear divisiones internas especializadas; de control de conductas, abogacía de la competencia y control de estructuras. Ellas deben ser compuestas por economistas y también debemos importar especialistas extranjeros con experiencia en la materia para mejorar la curva de aprendizaje”, sostiene.

No hay industria si existe un monopolio
Para que exista una industria tienen que darse tres condiciones: que haya dos o más organizaciones, que estas produzcan los mismos bienes o servicios y que compitan. “Basta que falte una de ellas para no tener industria”, afirma Fernando D’Alessio, exministro de Salud.

En ese sentido, el también exdirector de Centrum Católica sostiene que en un monopolio no hay industria y que la tendencia mundial hacia las fusiones y adquisiciones no es buena. “Si estamos ante dos organizaciones es un duopolio y es peligroso. Si hay tres o cuatro se presenta un oligopolio donde podría generarse un cartel.

Si tenemos más de cinco organizaciones estamos en una competencia perfecta que es lo que se busca en una economía de libre mercado”, puntualiza. Agrega además que es esta economía “la gran solución para que un país se desarrolle, pero a su vez existe la obligación del Estado a no cejar en el tema de salud, educación y seguridad”, agrega. 

Regulación y margen de ganancia de las empresas
Percy Marquina, director de Centrum Católica

Percy Marquina, director de Centrum, opina que “desde el punto de vista económico, todo monopolio es socialmente ineficiente”. En ese sentido, explica que una competencia perfecta supone que la sociedad o el individuo tengan un bienestar mayor. “Todo aquello que va contra la competencia perfecta no es socialmente deseable”, agrega.

Ante los casos de concentración que se dan en el mercado, “alguien debe establecer cuáles son las normativas para que funcione la competencia perfecta”, propone. Sin embargo, afirma que según su perspectiva, cualquier empresario privado va a querer funcionar como un monopolio, aunque sea mental, a través del marketing y su promoción de marca.

“Si fuera empresario, voy a procurar que la competencia perfecta no funcione para mí. Es decir, tenemos el caso de Coca-Cola y su segundo competidor. Equivalentemente son casi lo mismo, pero como Coca-Cola se ha fortalecido, el consumidor elige pagar más por ella, porque es su libertad”.

En todo caso, agrega que el ‘mal menor’ sería que las empresas se autorregulen, porque no se deben regular los precios, pero tampoco el margen de ganancia de las cadenas. 

Las alternativas que se plantean desde el sector farmacéutico del país
​Carlos Fernández, asesor legal de Alafarpe
Fernando D’Alessio, exministro de Salud y exdirector de Centrum

Tras la compra de cadenas de farmacias a fines de enero de este año, analistas del sector y diferentes grupos políticos emitieron opiniones y propuestas ante el hecho. Una de ellas fue el proyecto de ley del congresista Javier Velásquez Quesquén, que propone regular el precio de los medicamentos básicos. Dicho proyecto se encuentra actualmente en la Comisión de Defensa del consumidor.

“Alafarpe está en contra de este proyecto. Cuando uno entra a regular los precios, lo más probable es que cometa el error de ponerlos muy bajos y eso genera menos oferta”, dice Carlos Fernández.

Esa menor oferta afecta al paciente en un mercado privado y al Estado, en uno público. “Lo más grave es cuando la menor oferta se traduce en menor cantidad del mismo producto, lo cual también impacta en la salud pública”, añade.

Es así que existen alternativas a la fiscalización de Indecopi y oportunidades normativas para promover la competencia, dice. “En un mercado regular se compite por precios o por calidad. Sin embargo, el mercado farmacéutico es particular porque la calidad debe ser homogénea”, afirma Fernández. Así, agrega que la experiencia en el país con un control de precios ha sido “nefasta”.

“Recordarán las enormes colas, la escasez para comprar medicamentos. Existía un mercado negro y eso en medicamentos es inaceptable. La experiencia que tienen ahora países vecinos no es saludable”. 

Finalmente, menciona el ejemplo de Colombia, donde, a pesar de que es un mercado más formal que el nuestro, el control de precios “no está funcionando porque existen demasiadas
distorsiones”.

Por su parte, Fernando D’Alessio se muestra totalmente en contra de un posible control de precios. “Debe ser descartado totalmente”, refiere.

Una de las alternativas ante una posible concertación de precios es potenciar la compra de medicamentos genéricos. “Tanto Digemid como Digesa tienen la obligación de que el medicamento genérico y el de marca tengan la misma calidad”, agrega D’Alessio.

“Es por ello que Digemid envía químicos farmacéuticos a las empresas extranjeras que producen las medicinas que comprará el Estado peruano. Allí pueden ver lo que se está produciendo y se aseguran de que las medicinas tengan los requisitos y especificaciones técnicas que se necesitan”.

D’Alessio opina también que actualmente se está viviendo una distorsión de la eficacia del medicamento, al tener la percepción de que los genéricos son de baja calidad. “La industria farmacéutica tiene que fusionar al genérico con el de marca y que sea uno solo. No pueden haber diferencias entre ambos”, señala. 

La autorregulación como herramienta para un buen gobierno corporativo
Las políticas de autorregulación son bien vistas en la nueva gestión de Indecopi, comenta Ivo Gagliuffi. “Sin embargo, pueden no tener un verdadero impacto en el mercado si es que los agentes económicos no se concientizan en que deben ser un buen modelo corporativo”, afirma.

De esta manera, reconoce que la autorregulación es una herramienta potente y debe ser más promovida. La primera línea concreta que se ha empezado a trabajar a nivel internacional es que, en casos de libre competencia, no solo se imponga una multa sino que se apliquen medidas correctivas que la empresa debe tomar, relata.

Así, está obligada a seguir programas para no repetir la misma conducta y a tener auditorías externas. “Ahora los consumidores no solo valoran un producto por el precio y la calidad, sino que incluyen la ética y transparencia de la marca en su valorización”, refiere Gagliuffi.

Carlos Fernández, por su parte, añade que la autorregulación es importante y que Alafarpe ha empezado a hacerlo en su relación con los médicos. “También se trabaja con los pacientes en promover la transparencia en los auspicios y demás”, agrega.

Finalmente, Fernando D’Alessio comenta que las Normas ISO (un conjunto de normas sobre gestión de calidad, establecidas por la Organización Internacional de Normalización) son un instrumento potente “para ordenar la casa” y que los hospitales ya han empezado el proceso para obtener el ISO 9000, relacionado a la calidad del servicio.

Claves
1 Encuesta. El 48% de limeños dejaría de comprarle a una empresa o marca ante falta ética, según sondeo de Apoyo Comunicación (Gestión 20.03.2018 ).

2 Importancia. El 64% de pe­­ruanos valoran el rol que
tienen las empresas en la so-
­cie­dad, dice el mismo estudio.