La casa de subastas Phillips, fundada en Reino Unido en 1796 y tradicionalmente dedicada al arte contemporáneo del siglo XX y XXI, está poniendo sus ojos en otro atractivo y explosivo mercado en el mundo de las ventas privadas.

Las pujas por le han resultado más que lucrativas a la casa británica, la que fue responsable este martes de la venta de un reloj de la firma suiza Omega en US$ 1.4 millones en una venta en Ginebra, el mayor valor obtenido por la marca en una subasta hasta la fecha.

El modelo vendido es un prototipo cuyo valor inicial era de US$ 207 mil, pero que al tratarse de una pieza única que formaría parte de una colección que finalmente nunca fue producida, aumentó dramáticamente el interés de los coleccionistas, los que elevaron su valor, extendiendo por varios minutos la batalla por ser su nuevo dueño.

La venta se produjo en medio de la clásica temporada de subastas de otoño de Ginebra, en donde Phillips y sus grandes ventas de los últimos meses ya desafían el poderío de otras tradicionales firmas de este negocio, logrando ventas récord en el terreno de los relojes vintage como el Rolex de que se vendió por US$ 17.8 millones el mes pasado.

La otra cara de la moneda la ven reconocidas casas, como Christie's y Sotheby's, las que no viven la misma popularidad esta temporada, incluso sin conseguir vender la totalidad de sus lotes en promedio, uno de cada cuatro, dejando sin nuevos dueños a exclusivos modelos de Rolex y Vacheron Constatin.

Y la diferencia de interés también se ha traducido en menores ganancias para las competidoras de Phillips. Mientras que esta casa de subastas recaudó unos US$ 23.9 millones en su última venta, Christie's sumó US$ 10.8 millones y Sotheby's solo logró US$ 5.2 millones.

El Mercurio