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Los tres bancos centrales más poderosos del mundo celebrarán sus respectivas reuniones de política monetaria la próxima semana, en medio de la expectativa de que la Reserva Federal marque la pauta en el fin de una era de estímulo.

Los tres bancos celebrarán reuniones con 36 horas de diferencia, en un período que se prevé que concluya con el anuncio de un alza de interés por parte de la , el esbozo para el fin del programa de compras de bonos por parte del Banco Central Europeo; y el mantenimiento del masivo programa de estímulo monetario del Banco de Japón.

La relativa postura más enérgica del presidente de la Fed, Jerome Powell, da razones a los inversores para apostar por el dólar, en medio de la divergencia en las políticas de los bancos centrales que coordinan la mitad de la economía global y tres cuartos de las reservas monetarias oficiales. También significa una amenaza de más presión para los mercados emergentes, que ya han expresado su preocupación por el ritmo de ajuste de la Fed y aumentado los pedidos por un proceso más gradual.

“Probablemente la Fed mantendrá una trayectoria difícil de seguir para otros bancos centrales”, dijo Stephen Jen, máximo responsable del fondo de cobertura Eurizon SLJ Capital en Londres. “La inflación en Estados Unidos probablemente seguirá apuntando a un alza, lo que forzará a la Fed a hacer lo que tiene que hacer”.

Mientras el banco central estadounidense lidera el retiro de los estímulos, la decisión pendiente del , después de más de tres años de relajamiento cuantitativo, refleja un creciente optimismo de que la economía mundial sigue en curso de una sólida expansión en 2018, a pesar de un débil primer trimestre, que sorprendió a los inversores. Economistas en JPMorgan Chase & Co. estiman que los países desarrollados repuntarán para crecer un 2,5 por ciento este trimestre, desde un 1,6 por ciento en los tres meses previos.

La proyección se mantiene a pesar de que las tensiones creadas por las amenazas de una guerra comercial, la instalación de un gobierno populista en Italia, el mayor precio del petróleo en tres años, y problemas en los mercados emergentes desde Turquía a Argentina, todos factores que suponen obstáculos para el crecimiento.

La Fed es la más optimista y prepara su segunda alza de tasas de interés este año en su reunión del miércoles. Las autoridades del banco podrían incluso elevar sus proyecciones, sugiriendo la posibilidad de cuatro alzas de las tasas de interés para este año, en lugar de las tres delineadas en marzo.

Con un recorte tributario de US$1,5 billones en el corto plazo, economistas consultados por Bloomberg proyectan que la economía estadounidense crecerá 2,8 por ciento este año, con un desempleo bajo del 4 por ciento, su menor nivel en 20 años, y una inflación algo por encima del objetivo de la Fed del 2 por ciento.

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