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Hay una razón para preocuparse por las monedas de los , pero no la que los inversionistas tienen en mente.

Algunos países en desarrollo están dando tumbos y sus monedas no lo están tomando bien. La se depreció un 16% frente al dólar desde su máximo del 1 de febrero hasta el miércoles, y el real de Brasil también ha caído un 16% desde el 24 de enero.

Los descensos se han extendido recientemente a otras monedas de mercados emergentes. El indicador MSCI , una cesta de monedas que sigue las asignaciones de los países en el Índice MSCI de Mercados Emergentes, bajó un 3.5% desde su máximo del 3 de abril hasta el miércoles.

Los inversionistas no necesitaban más razones para temer a las variaciones en las monedas de los mercados emergentes. Mark Haefele, director general de inversiones de la unidad de gestión patrimonial de UBS Group AG, resumió la sabiduría convencional recientemente, señalando a Bloomberg TV que "hay tanta volatilidad en estas monedas de mercados emergentes que los inversionistas globales están haciendo una pausa".

Sin embargo, las preocupaciones de los inversionistas están fuera de lugar, porque hay poca evidencia de que la volatilidad de las monedas emergentes tenga un impacto significativo en sus carteras.

La mayoría de los inversionistas están expuestos a monedas extranjeras a través de inversiones en acciones en el extranjero. Una forma de medir la volatilidad de esas monedas es comparar el rendimiento de las acciones en dólares en el extranjero, el cual está sujeto a las fluctuaciones cambiarias, con el rendimiento en moneda local, que no lo está.

Tenga en cuenta que la desviación estándar del índice de mercados emergentes ha sido del 21.4% en moneda local desde 1988 hasta abril, el período más largo para el que hay números disponibles, en comparación con el 22.6% en dólares, equivalente a un 6% más volátil.

En otras palabras, las monedas emergentes han agregado solo una volatilidad modesta al rendimiento de las acciones en dólares de los mercados emergentes.

De hecho, la volatilidad incremental de las monedas extranjeras ha sido mayor en los mercados desarrollados. La desviación estándar del índice MSCI EAFE Index –un grupo de acciones en países desarrollados fuera de Estados Unidos– ha sido del 14.6% en moneda local desde 1988 hasta abril, comparado con el 16.7% en dólares, o un 15% más volátil.

Tampoco es esa volatilidad incremental significativamente más alta durante las recesiones, cuando los inversionistas supuestamente se acercan al dólar por seguridad. Contabilicé seis episodios desde 1988 en los cuales el índice de mercados emergentes bajó un 20% o más. La desviación estándar promedio durante esos períodos fue del 21.6% en moneda local y del 24.1% en dólares, o un 11% mayor en promedio.

Aquí nuevamente, las monedas de los mercados desarrollados generaron más volatilidad. Contabilicé cinco descensos del 20% o más para el índice EAFE desde 1988. La desviación estándar promedio fue del 17% en moneda local y del 19.5% en dólares, o un 15% mayor en promedio.

Entonces, para la mayoría de los inversionistas, el problema con las monedas de mercados emergentes no es la volatilidad. En lugar de eso, la amenaza real acecha en otra creencia popular: que las fluctuaciones cambiarias se equilibran con el tiempo. Es una suposición atractiva y existe algo de evidencia para ello. El índice EAFE ha tenido un retorno de un 3.3% anual desde 1988 hasta abril tanto en dólares como en moneda local.

Pero esa suposición no se ha mantenido en los mercados emergentes. El índice de mercados emergentes ha tenido un retorno de un 23.6% anual en moneda local desde 1988 hasta abril, pero solo de un 8.4% en dólares. Las monedas emergentes, en otras palabras, se han depreciado mucho en relación con el dólar en las últimas tres décadas.

Eso no es lo único que ha cambiado. Un número creciente de fondos cotizados en bolsa y fondos mutuos de acciones de mercados emergentes cubre su exposición cambiaria, lo que significa que los inversionistas pueden invertir como locales. El único problema es que los fondos con cobertura de divisas generalmente son más caros que aquellos sin cobertura.

En retrospectiva, los fondos con cobertura de divisas habrían sido una bendición para los inversionistas de mercados emergentes si hubieran existido hace tres décadas. Pero no es obvio que el mayor costo de la cobertura se compensará en el futuro.

Como señaló recientemente mi colega de Bloomberg Opinion Robert Burgess, hay buenas razones para creer que los países en desarrollo están en mejores condiciones que nunca para defender sus monedas. Y a pesar de todo el tumulto en lugares como Turquía y Brasil, los mercados emergentes son ahora generalmente más estables y con mayor conocimiento financiero que en décadas anteriores.

Todo eso debería afianzar sus monedas.Sin embargo, a medida que se acumulan las frenéticas advertencias sobre las monedas emergentes, los inversores deben tener en cuenta que la apuesta real no son los altibajos fugaces. Es el riesgo de un descenso lento que pasa desapercibido hasta que han transcurrido tres décadas.

Por Nir Kaissar

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.