Por Anuradha Raghu

Los principales agricultores de aceite de palma del mundo afirman que redoblarán esfuerzos para producir la polémica materia prima de manera más sustentable, pero los consumidores no están dispuestos a pagar más por ese suministro ecológico.

La producción de aceite de palma sostenible batió un récord y llegó a 13.6 millones de toneladas en el año 2018, un 20% de la producción global, de acuerdo con la organización del sector que certifica la materia prima. Pero solo la mitad de esa suma se vende como aceite sostenible. Esto se debe a que sale más caro producirlo y a que prácticamente nadie está dispuesto a pagar una prima, afirma Sime Darby Plantation Bhd., la primera productora por superficie plantada.

“Los compradores no quieren pagarlo”, dijo Simon Lord, director de sustentabilidad de Sime Darby, desde Kuala Lumpur. “Los agricultores están cada vez más resentidos con los demás agentes de la cadena de suministro porque estos no están haciendo su parte”.

El aceite de palma es cada día más polémico, en particular en Occidente, en tanto las imágenes de deforestación y la muerte de orangutanes ponen a la opinión popular en contra de esta materia prima omnipresente. Pero los productores replican que los consumidores no están dispuestos a pagar más para respaldar sus dichos.

El aceite certificado suele venderse con una prima de cerca de US$30 por tonelada respecto al no certificado, aunque ese valor puede variar mucho dependiendo del volumen adquirido y negociaciones entre compradores y vendedores. La certificación les cuesta por lo menos entre US$8 y US$12 por tonelada a los productores, y hay gastos adicionales como comisiones de auditoría, logística y evaluaciones ambientales, afirma Sime Darby, la productora más grande de aceite de palma sostenible certificado (CSPO, por sus siglas en inglés). Los futuros de referencia cayeron 1.7%, el mayor retroceso en seis semanas, a 2.134 ringgit (US$ 520) la tonelada este lunes en Kuala Lumpur.

Sin demanda

¿Quién no está comprando? Según World Wildlife Fund, la demanda de CSPO en cuatro de las principales consumidoras —India, China, Malasia e Indonesia— se mantiene baja. Algunas empresas europeas tampoco han adoptado “compromisos ambiciosos por tiempo limitado para llegar a abastecerse solo con CSPO”, si bien las compras de la UE son las más elevadas, dijo la directora global de aceite de palma de WWF, Elizabeth Clarke.

Mondelez International Inc., fabricante de los chocolates Cadbury, sostuvo que está trabajando con los proveedores para asegurarse de que su aceite de palma sea totalmente rastreable, y a fines de 2017, cerca del 96 por ciento de lo que usaba se podía rastrear hasta la molienda. Nestlé SA, que podía rastrear hasta la plantación cerca de la mitad del aceite tropical que usaba en 2017, afirma que comprar la variedad certificada es una forma de llevar a la industria a un futuro sostenible y que planea usar exclusivamente aceite certificado RSPO para 2023.

“La solución es que las grandes marcas compren solamente aceite de palma de agricultores responsables que protejan las selvas”, dijo Diana Ruiz, activista sénior de aceite de palma para Greenpeace en Estados Unidos. “Y esa solución está disponible”.