El mayor exportador de petróleo del mundo se ha propuesto convertirse también en el mayor proveedor de hidrógeno, un combustible que se considera fundamental para frenar el cambio climático.
Arabia Saudita tiene planes “ambiciosos” y “no se verá desafiado en su historial de ser el mayor exportador de hidrógeno del mundo”, dijo el ministro de Energía, el príncipe Abdulaziz bin Salman, en una rueda de prensa en Riad.
Las grandes reservas de gas natural del reino le permiten producir hidrógeno azul, dijo, refiriéndose a una forma de combustible que se produce cuando el gas se reforma en un proceso que captura el subproducto de dióxido de carbono. En setiembre, el país envió la primera carga del mundo de hidrógeno azul, que se convirtió en amoníaco.
El reino también planea generar hidrógeno a partir de energía solar, el llamado hidrógeno verde, en una instalación de US$ 5,000 millones en Neom, una ciudad futurista que se construirá en el mar Rojo, a partir del 2025.
Al agregar hidrógeno al crudo que ya produce y vende, Arabia Saudita espera preservar su papel como importante proveedor de energía, incluso para los países que se alejan de los combustibles fósiles que emiten contaminación.
Sin embargo, la producción de hidrógeno requiere mucha energía, lo que lo encarece, y también es difícil de transportar. El hidrógeno verde cuesta entre 3.50 euros (US$ 4.15) y 5 euros el kilogramo, según la Agencia Internacional de la Energía.
Esto contrasta con cerca de 1.5 euros por el proceso convencional y más sucio que produce el llamado hidrógeno gris o marrón. El costo de producir hidrógeno azul se encuentra entre estos dos.