Se espera que las refinerías chinas recorten sus tasas en setiembre, lideradas por PetroChina con una reducción de entre el 5% y 10% frente a agosto, mientras las refinerías chinas lidian con los altos inventarios de combustible y pobres márgenes de exportación, según analistas. (Bloomberg)
Se espera que las refinerías chinas recorten sus tasas en setiembre, lideradas por PetroChina con una reducción de entre el 5% y 10% frente a agosto, mientras las refinerías chinas lidian con los altos inventarios de combustible y pobres márgenes de exportación, según analistas. (Bloomberg)

Las refinerías petroleras mundiales, afectadas por meses de baja demanda y abundantes inventarios, seguirán reduciendo la producción de combustible en el otoño boreal, ya que la recuperación de la demanda se ha estancado, según ejecutivos, trabajadores de refinerías y analistas de la industria.

En la primavera boreal, las refinerías redujeron su producción en hasta un 35%, ya que los confinamientos por el coronavirus suspendieron los viajes a nivel mundial.

Cuando los cierres empezaron a aliviarse, las refinerías aumentaron su producción lentamente hasta fines de agosto, pero en Estados Unidos -principal consumidor mundial de combustible- y otras partes, las tasas han estado declinando en las últimas semanas, en respuesta al incremento de inventarios, una falta sostenida de demanda y varios desastres naturales.

El impacto a la capacidad se ha notado sobre todo en China. El segundo mayor consumidor mundial de combustible lideró la recuperación de la demanda petrolera tras aplacar su brote de coronavirus.

Sin embargo, sus refinerías también exportan combustible y esos envíos han sido débiles por los efectos del virus sobre la demanda en otras naciones asiáticas.

Se espera que las refinerías chinas recorten sus tasas en setiembre, lideradas por PetroChina con una reducción de entre el 5% y 10% frente a agosto, mientras las refinerías chinas lidian con los altos inventarios de combustible y pobres márgenes de exportación, según analistas.

Los impactos del COVID-19 están colocando presiones extremas en el negocio del refinado, que no hemos experimentado antes y no son sustentables en el largo plazo”, dijo este mes Scott Wyatt, presidente ejecutivo del proveedor australiano de combustible Viva Energy Group Ltd.

Los inventarios de destilados, que incluyen diésel, combustible para aviones y petróleo para calefacción, que suelen empezar a aumentar antes del invierno, están rebosantes este año, lo que implica un pobre panorama para los márgenes de refinación en los próximos meses.

La demanda de combustible en Estados Unidos ha caído un 13% interanual, según la gubernamental Administración de Información de Energía (EIA). Por lo general, otoño es cuando sube el uso del petróleo para calefacción y el diésel, pero con más de 179 millones de barriles almacenados, casi un récord, las refinerías carecen de incentivos para mantener en marcha sus unidades.

La Agencia Internacional de Energía (AIE), con sede en París, rebajó la semana pasada su previsión de demanda petrolera mundial para el 2020 por segunda vez en dos meses ante la fallida recuperación.

Desde nuestra perspectiva, pensamos que la demanda preCOVID no volverá probablemente hasta el 2023”, dijo Molly Morris, vicepresidenta senior de crudo, productos y líquidos en Equinor.

Las refinerías estadounidenses siguen produciendo un 20% menos que antes de la pandemia, operando al 76% de su capacidad general, su mínimo para esta época del año desde el 2008. Las refinerías chinas, indias, japonesas y surcoreanas rebajaron sus tasas de utilización desde julio y agosto.

Incluso con una recuperación con forma de U, la demanda estará potencialmente unos dos millones de bpd por debajo de donde estaba en el cuarto trimestre del 2019”, dijo David Fyfe, economista jefe de Argus.

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