Foto 12 | Estados Unidos planea también reducir a "cero" las exportaciones petroleras iraníes y el presidente Trump no deja de pedir el aumento de producción de otros grandes exportadores de petróleo, principalmente Arabia Saudita. (Foto: Pixabay)
Foto 12 | Estados Unidos planea también reducir a "cero" las exportaciones petroleras iraníes y el presidente Trump no deja de pedir el aumento de producción de otros grandes exportadores de petróleo, principalmente Arabia Saudita. (Foto: Pixabay)

Las oscuras nubes de tormenta que se han cernido sobre la industria petrolera durante la caída del precio del crudo de pronto han empezado a lanzar una lluvia de dinero.

Luego de reducir miles de millones de dólares de costos para sobrevivir a la mayor depresión en décadas, las grandes compañías petroleras aprovechan ahora una recuperación de los precios con el fin de generar suficiente dinero para pagar dividendos y que aún les quede una abundante cantidad. La gran incógnita es qué van a hacer con ello.

Las autoridades de las empresas se encuentran en una encrucijada. Por un lado, los inversores que se mantuvieron firmes durante el derrumbe de los precios quieren que se les devuelva dinero por medio de recompras de acciones.

Por el otro, los máximos responsables aún contemplan crecer, ya sea a través de inversiones, de adquisiciones o de ambas cosas. Cualquiera sea la senda que tomen, tendrían que mantener la disciplina en el gasto.

“Hace un año se hablaba de la sustentabilidad de los dividendos. Ahora el tema es el retorno de los accionistas más allá de esos dividendos”, dijo Ryan Kauppila, un administrador de fondos en Boston de Putnam Investments, que gestiona US$ 172,000 millones. “El mercado sigue muy concentrado en la disciplina de capital. Eso no significa no gastarlo sino gastarlo bien”.

Los inversores escucharán con atención en tanto las grandes compañías petroleras empiecen a difundir las ganancias del segundo trimestre a partir del 26 de julio, cuando Royal Dutch Shell Plc, Total SA, Equinor ASA y Repsol presentarán sus informes. Exxon Mobil Corp., Chevron Corp. y Eni SpA harán sus anuncios al día siguiente y BP Plc lo hará el 31 de julio.

Esas ocho compañías y Galp Energia SGPS SA, tendrán en conjunto un excedente de US$ 8,000 millones en el segundo trimestre incluso después de recompras de acciones, según Royal Bank of Canada.

La carrera en pos del crecimiento ya ha comenzado. BP ha emergido como favorita para la compra de las operaciones terrestres de gas y petróleo de BHP Billiton Ltd. en Estados Unidos y compite con Shell y Chevron, según personas familiarizadas con el proceso de venta.

La oferta de BP, que daría a los activos un valor de alrededor de US$ 9,000 millones, haría que la transacción fuera la mayor de la compañía en años.

Mientras tanto, las acciones de BP han bajado 1.9% este mes, en tanto las acciones B de su rival europea Shell han subido 0.5% y las de Total han trepado 0.6%. Una razón es que a los inversores de BP les preocupa que la compañía gaste demasiado y que la adquisición “inhiba la capacidad de BP de aumentar el retorno de los accionistas en el futuro próximo”, dijo Jean-Pierre Dmirdjian, un analista de Raymond James Financial Inc.

Si bien las transacciones exitosas aseguran la producción y las reservas futuras, los accionistas abrigan sentimientos ambivalentes respecto de los grandes gastos.

Con frecuencia se ha acusado a la industria de perder el control de los costos cuando los precios del petróleo son altos y las ganancias fluyen.

En los años en que el precio del barril de crudo era de US$ 100, se gastaron miles de millones en perforaciones en las áreas más remotas y caras de explorar, además de generarse megaproyectos de gas natural licuado cuya construcción llevó años.

Algunos de esos proyectos de GNL tuvieron costos excesivos y experimentaron retrasos, y cuando por fin empezaron a operar en los últimos dos años, una abundancia global de gas ya hacía declinar los precios y las ganancias.