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Un mapa refleja la pesadilla de la OPEP en forma gráfica.

Una montaña de miles de puntos representa pozos de petróleo en la cuenca Pérmica, al oeste de Texas y en una porción de Nuevo México. En menos de una década, las empresas estadounidenses han perforado 114,000 pozos. Muchos de ellos obtendrían ganancias incluso con precios del crudo tan bajos como de US$ 30 por barril.

Esta pesadilla de la OPEP no hará más que profundizarse el año que viene, cuando los productores de la cuenca anticipan que resolverán los problemas de distribución con la incorporación de tres oleoductos y hasta 2 millones de barriles de petróleo por día.

"La Pérmica seguirá creciendo y la OPEP debe aprender a vivir con eso", dijo Mike Loya, el máximo ejecutivo para América de Vitol Group, la operadora independiente de petróleo más grande del mundo.

El veloz aumento de la producción de energía en Estados Unidos plantea a la OPEP uno de los mayores desafíos de sus 60 años de historia. Si Arabia Saudita y sus aliados recortan la producción para mantener los precios más altos, el shale prosperará y les arrebatará participación de mercado.

Pero como para obtener ganancias los saudíes necesitan precios del crudo más elevados que los productores estadounidenses, la OPEP no puede permitirse que bajen los precios.

Cartel presionado
Así, el cartel se encuentra atrapado entre la ambiciosa producción estadounidense y un menor crecimiento de la demanda. Sus 15 miembros y aliados, entre ellos Rusia, México y Kazajstán, discutirán la posibilidad de su segunda retirada frente a la floreciente producción estadounidense en tres años cuando se reúnan el 6 de diciembre en Viena.

La OPEP ayudó a crear el monstruo que le quita el sueño.Tras inundar el mercado en el 2014, los precios del petróleo se desplomaron, lo que obligó a los productores de shale de EE.UU. que sobrevivieron a reducirse para poder prosperar incluso con unos precios más bajos del petróleo. A medida que los precios se recuperaban, también lo hacía la perforación.

Ahora el crecimiento se está acelerando. En Houston, la capital petrolera de EE.UU., los ejecutivos del sector están probando diferentes superlativos para describir lo que se avecina.

"Tsunami", lo llaman. Una "inundación de proporciones bíblicas" y una "avalancha de oferta" son las frases que se lanzan. Estas palabras hiperbólicas de la industria deben tomarse con pinzas, pero sin dudas la industria petrolera estadounidense, en particular la de la cuenca Pérmica, está causando un ruido lo suficientemente alto como para mantener despierta a la OPEP.

"Hay una enorme cantidad de producción que puede resultar muy económica", dijo Patricia Yarrington, directora financiera de Chevron Corp. "Hace cuatro o cinco años, cuando realmente no entendíamos lo que podía hacer el shale, el barril marginal tenía un precio mucho más alto de lo que creemos que puede tener hoy".

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