La producción de crudo de siguió cayendo en octubre hasta 1’171,000 barriles por día (mbd), un 3.3% menos que en septiembre, según un reporte de la .

El informe, basado en fuentes secundarias del sector, da cuenta de un retroceso de 39% frente al bombeo promedio del 2017 (1’911,000 mbd).

La OPEP no incluyó las cifras que le suministra el gobierno venezolano, que en septiembre ubicaba la producción en 1’434,000 mbd.

Ese volumen ya era el más bajo de las tres últimas décadas, excluyendo la caída registrada por una huelga del sector entre diciembre del 2002 y febrero del 2003. Las fuentes secundarias situaron el bombeo en setiembre en 1’211,000 mbd.

Los actuales niveles, además, son peores al piso de marzo de 1950, cuando el país produjo 1.38 mbd, según cifras de la estatal venezolana PDVSA citadas por la consultora Capital Market.

La consultora Ecoanalítica estima que la producción podría caer a 500,000 barriles diarios en el 2019, frente a 3.2 millones del 2008.

El gobierno socialista de Nicolás Maduro puede verse en una situación de "impagos frente a países aliados, especialmente China", opina el presidente de Econoanalítica, Asdrúbal Oliveros.

Venezuela, que obtiene 96% de sus ingresos del petróleo y depende de las importaciones, le debe a China unos US$ 20,000 millones pagaderos principalmente con crudo.

En septiembre, Maduro se comprometió en Pekín a aumentar en un millón de barriles diarios la producción que destina al país asiático, para lo que se requieren inversiones por unos US$ 5,000 millones.

Venezuela soporta una aguda crisis con cinco años de recesión, y una inflación proyectada por el FMI en 1’350,000% para el 2018 y 10’000,000% en el 2019.

La merma en la renta petrolera, sumada al control cambiario, produce escasez de todo tipo de bienes básicos y alienta un mercado negro del dólar frente al cual el bolívar se devalúa sin freno.

Aunque atribuye la crisis a un complot para derrocarlo, el gobierno reconoce que el derrumbe petrolero se debe a malos manejos y la corrupción en la estatal PDVSA, y a menores inversiones en infraestructura.

También achaca los problemas a sanciones de Estados Unidos que impiden a la petrolera negociar nueva deuda en ese país. PDVSA fue declarada en default parcial a fines del 2017 por pagos atrasados de bonos de deuda.

Sin embargo, especialistas aseguran que la debacle se debe al uso de PDVSA por parte del gobierno para financiar un enorme agujero fiscal.

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