FOTO 8 | - 24 de junio de 2016: el indicador pierde 3,39% al día siguiente de la victoria en un referendo de los partidarios de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. (Foto: afp)
FOTO 8 | - 24 de junio de 2016: el indicador pierde 3,39% al día siguiente de la victoria en un referendo de los partidarios de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. (Foto: afp)

Hace unos días Wall Street acaparó la atención de los medios de comunicación de todo el mundo. Portadas de periódicos, telediarios e informativos de radios se hacían eco de la caída del índice Dow Jones que, algunos, llegaron a calificar de histórica. Las principales bolsas se vieron arrastradas por esta caída de Wall Street y cundió el pánico. Algo que es habitual cada vez que Wall Street se resiente o cae de forma brusca. Pero, al final, Wall Street siempre se recupera, deja al resto de las bolsas tiritando, y parece que no ha pasado nada. Ante eso, José Ramón Iturriaga, gestor de fondos de inversión en Abante Asesores responde a la pregunta: ¿por qué el mundo entra en pánico cada vez que la bolsa de Nueva York se tambalea?

En su opinión, una de las razones es que “la bolsa sólo es noticia cuando cae“, y otra es porque “no sabemos lo que hay detrás de las bolsas y, al final, lo que hay no es más que la evolución de los beneficios empresariales”. De forma gráfica, lo primero que nos deja claro Iturriaga es que el mercado es la imagen de una manada de animales corriendo por todos lados sin descansar.

Iturriaga achaca ese pánico a los titulares de los medios que transmiten una percepción de caos, de que algo horrible va a ocurrir en el mundo cuando cae Wall Street. “Al final lo que hay, lo que cotiza en bolsa son los beneficios empresariales, por un lado, y lo que el mercado está dispuesto a pagar por esos beneficios empresariales”.

El experto en fondos de inversión añade que la bolsa sólo sube, más allá de que haya días o meses que caiga, “pero de forma estructural, la bolsa lo que ha hecho es subir” desde sus inicios. “El estado natural de las bolsas es estar en máximos, la bolsa normalmente lo que ha hecho históricamente es subir y si hace 100 años el Dow Jones salió valiendo 50, hoy vale 25.000. ¿Por qué? Porque los beneficios empresariales de las compañías no hacen más que crecer, porque los beneficios de las compañías reflejan el crecimiento de la economía mundial y el mundo tiene la sanísima costumbre de crecer; el mundo en los años malos crece un dos y en los años buenos crece un cuatro, pero siempre crece”.

“Hay economías dentro del mundo que no crecen, como los países emergentes que, a veces no crecen pero los desarrollados sí; o al revés, en estos años, las economías occidentales han estado en crisis y han sido las emergentes, con China a la cabeza, las que lo han hecho bien”.

Es en este entorno de una economía mundial donde hay que situar lo que ocurre en los mercados bursátiles para no caer en el alarmismo. “Las bolsas no son una suerte de casino; las bolsas, al final, son un mercado donde hay muchos participantes, que reflejan el valor de las cosas y que, al final, hay veces que el componente emocional que tienen los inversores a la hora de tomar decisiones se impone temporalmente”.

Iturriaga recuerda situaciones de alarma, entre las que cita el caso de Lehman Brothers, cuarto banco de inversión de Estados Unidos cuando quebró en 2008 con US$ 680.000 millones en activos, y cuya quiebra, la mayor en la historia de Estados Unidos, se asocia a la crisis financiera mundial que estalló ese mismo año.

En el caso de la última caída de Wall Street, que ha arrastrado al resto de las bolsas, “ha habido unas rebajas no se sabe bien por qué” pero de carácter “más técnico”. “No es que esté quebrando ningún banco, no ha habido un repunte de volatilidad y eso ha hecho que mucha gente, sobre todo en renta variable, haya tenido que vender, esta es la explicación técnica; además, no se han contagiado otros mercados como la renta fija, como el crédito, esto se ha quedado limitado a la bolsas, pero es cierto que ha caído”.

El consejo del experto es tratar de mantenerse alejado del ruido. Hasta ahí la teoría, porque en la práctica no es tan fácil mantener la cabeza fría. “Es difícil hacerlo para los que nos dedicamos a esto; como el único input que reciben es que las bolsas caen, porque los únicos días en que las bolsas son noticia es cuando caen, piensa que es una suerte de lotería, y no lo es, porque las bolsas reflejan la evolución de los beneficios empresariales, exclusivamente, con periodos de locura transitoria, pero es transitoria”.

“Por eso la gente no gana dinero en bolsa”, añade Iturriaga, “porque, primero no se atreve a invertir, y cuando se atreve, normalmente no tiene la paciencia suficiente para esperar”. El consejo es claro: “Si se entiende la inversión como un medio para conseguir un fin tienes que ser capaz de no estar encima todos los días y dejarte llevar”.

En este punto, existe estadísticas sorprendentes sobre el Dow Jones, que es el índice con más historia y que ha pasado “de 50 a 25.000, que se ha multiplicado por una burrada” y, sin embargo, “el 90% de la gente que ha invertido en la bolsa americana en estos últimos 100 años ¡ha perdido dinero! ¿Y cómo es posible que hayas perdido dinero en algo que ha pasado de 50 a 25.000? Porque no ha sido una línea recta, esto ha ido subiendo y bajando, subiendo y bajando y la gente ha ido comprando cuando estaba arriba y vendiendo cuando estaba abajo, por ese componente emocional que tienen las decisiones de inversión”.

Ahí entran las emociones y que los inversores se dejan llevar por el pánico. “La gente que estos días se ha dejado llevar por las portadas de los periódicos y ha vendido, no sé si a corto plazo, a lo mejor ha acertado, porque no sé si la bolsa el próximo mes va a caer, pero a largo plazo va a perder dinero porque no va a volver a entrar. Tratar de hacer lo que en el argot se llama ‘market timing’, tratar de entrar y salir, entrar y salir, es algo que hay mucha gente que te lo vende como que es posible, pero es absolutamente imposible. Tratar de anticipar cuáles van a ser los movimientos es imposible”.

El consejo del experto pasa por ser consciente de que los beneficios empresariales van a ir así, subiendo y bajando. “Es la caída más grande de la historia pero no ha sido la mayor caída en porcentaje; es la mayor caída en puntos porque el índice Dow Jones cada vez vale más puntos. Cuando el índice valía 50 no podía caer 500…ahora cuando vale 25.000 una caída de 500 es un caída fuerte pero tampoco es extraordinaria”, precisó.