mercados
mercados

De vez en cuando, una sola semana parece ilustrar perfectamente las principales fuerzas en los mercados. Eso fue precisamente lo que ocurrió la semana pasada en las acciones, donde se destacaron dos conjuntos de influencias opuestas que es poco probable que se disipen pronto y que tienen importantes implicaciones para las inversiones.

El día después de las elecciones de medio término en Estados Unidos, el 7 de noviembre, se produjeron las mayores fluctuaciones de la semana pasada. El Promedio Industrial Dow Jones subió más de 500 puntos, o un 2.1%, el Compuesto Nasdaq avanzó un 2.6% y el índice S&P 500 ganó un 2.2%.

La causa inmediata de las alzas fue la división del Congreso que surgió cuando los demócratas tomaron el control de la Cámara de Representantes y los republicanos aumentaron su mayoría en el Senado.

La opinión generalizada sostiene que este tipo de resultado dividido tiende a ser bueno para los mercados ya que el estancamiento mantiene al gobierno al margen, lo que permite a las empresas hacer lo que hacen mejor:perseguir oportunidades rentables sin la interferencia indebida de nuevas legislaciones y regulaciones.

También hubo poderosas fuerzas económicas en juego en los mercados. La economía estadounidense continúa avanzando, impulsada por tres motores simultáneos que se autopotencian:

  • Consumo (impulsado por mercados laborales fuertes, recortes de impuestos y la percepción positiva confirmada por los datos de la encuesta de la Universidad de Michigan del 9 de noviembre).
  • Inversión empresarial (que refleja un sentimiento corporativo favorable, altos saldos de caja y desregulación).
  • Estímulo fiscal (especialmente a medida que aumenta el gasto del gobierno y es poco probable que un Congreso dividido reduzca los desembolsos o deshaga los recientes recortes de impuestos).

Los comentarios del presidente Donald Trump el día después de las elecciones de que "le gustaría ver bipartidismo" abrieron la posibilidad de que este crecimiento acelerado pueda ser reforzado por avances en el Congreso sobre una iniciativa de modernización de la infraestructura.

Esta perspectiva económica favorable para EE.UU. fue contrarrestada en los mercados por dos factores que causaron que el Dow cayera un 0.8% el 9 de noviembre, el S&P perdiera un 0.9% y el Nasdaq retrocediera un 1.7%.

La primera fuerza bajista es que la actividad económica fuera de EE.UU. continúa desacelerándose, lo que hace que algunas grandes deudas sean aún más agobiantes. Esto fue ilustrado por otros datos que se publicaron en Europa la semana pasada y por una dura advertencia del banco central de China sobre los“profundos cambios” que enfrenta su economía.

En segundo lugar, los mercados y la Reserva Federal aún no han resuelto totalmente sus diferencias de opinión sobre la senda de las futuras alzas de las tasas de interés.

La Fed reiteró el 8 de noviembre susintenciones más agresivas, respaldada por los datos de inflación de precios al productor más altos de lo esperado, publicados el 9 de noviembre. Esto se suma a la decisión del Banco Central Europeo de poner fin a la flexibilización cuantitativa este año a pesar de los crecientes riesgos económicos y financieros para la zona del euro.

Es probable que esta guerra se intensifique en los próximos meses, llevando a una mayor volatilidad del mercado que no solo pondrá a prueba la resolución de los inversionistas, sino también un posicionamiento bastante asimétrico de los inversionistas que no se vio afectado con las repentinas caídas del mercado en octubre.

La semana pasada debería servir como un recordatorio para los inversionistas de que no hay un retorno fácil -- o quizás no hay retorno alguno – al maravilloso trío simultáneo del 2017: precios de las acciones en alza, mercados de bonos remunerativo y prácticamente nada de volatilidad diaria.

En cambio, los altibajos ponen de relieve nuevamente que los mercados están en un proceso de importantes transiciones en relación con las influencias clave de crecimiento, liquidez y técnicas.

Junto con la gran pregunta a largo plazo de cuál de las influencias divergentes que compiten entre sí prevalecerá en última instancia, los inversionistas también deben mirar las implicaciones inmediatas para lasestrategias de cartera. Específicamente, a medida que aceptan las realidades ilustradas por los movimientos del mercado de la semana pasada, los inversionistas pueden ver la necesidad de:

  • Reevaluar algunos ejemplos (ahora excesivos) de abandono de la gestión activa de inversiones a favor de enfoques pasivos.
  • Complementar el posicionamiento estratégico y secular de cartera con pequeñas superposiciones tácticas.
  • Apreciar más el papel de las asignaciones explícitas en efectivo en las carteras como un medio para mejorar la opcionalidad para responder rápidamente a los focos de sobrerreacción del mercado.
  • Mejor riesgo de liquidez de precios.
  • Y, para mitigar el riesgo, complementar los beneficios de la diversificación de cartera con estrategias más explícitas para gestionar también riesgos de cola más extremos.

Por Mohamed A. El-Erian

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.