Redacción Gestión

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Las microfinanzas en el Perú han crecido considerablemente en los últimos veinte años, por la adecuada atención que el sistema financiero le ha brindando al sector, a través de entidades no bancarias, como las financieras y las cajas rurales y municipales. Así lo señaló , economista y director de la carrera de Administración y Finanzas de la UPC.

Sin embargo, Lira señala que existem dos problemas fundamentales que afectan a las microfinancieras y a las empresas que acuden a ellas: las tasas de interés y la informalidad. El primer inconveniente se refiere a la tasa de interés que las entidades no bancarias les cobran a las microempresas. Lira cuestiona el criterio utilizado para el caso de los clientes que ya cuentan con un historial crediticio a su favor.

"No hay duda de que las microempresas son un segmento de alto riesgo. Pero porqué a una empresa que ya es cliente constante de una microfinanciera –y que ha demostrado ser un buen pagador– se le cobra la misma tasa que a una empresa desconocida. Esa es una traba que limita el acceso al crédito a estas empresas", cuestiona el especialista. Las diferencia de las tasas entre uno y otro –precisa Lira– son mínimas y deben sincerarse.

InformalidadLa aún imperante situación de informalidad sobre las pymes se está volviendo más crítica. Para Lira, el concepto de ser informal en el Perú es sinónimo ser cool. "Se ha creado un culto a la informalidad. Es decir, no pagar impuestos, no tener a tu gente en planilla y todo porque el maléfico Estado no te deja funcionar", dijo, "es algo se está metiendo en el ADN de muchas personas".

En este escenario, a pesar de que el Estado tiene el rol principal en la promoción de la formalidad, Lira considera se debe contar con la colaboración de las ONG que atienden a estas empresas. Tampoco deja de lado a las mismas microempresas. "Tienen que darse cuenta que funcionar bajo de informalidad es algo malo y no algo glorificado como ahora parece ser".

Por su parte, las microfinancieras también pueden ayudar a través de un criterio más selectivo sobre a quién dar o no crédito, e incluso podrían tomar en cuenta si la situación de informalidad no es remediada en más de una oportunidad. "Por ejemplo, [al pedir crédito] la primera vez puedes ser informal; la segunda, también, pero a la tercera que vengas a pedir [crédito] y no eres formal, definitvamente hay un problema", finalizó.