La reforma de precios sigue siendo profundamente impopular en países donde el combustible barato es una de las únicas ventajas económicas disponibles para los ciudadanos que ya se han visto afectados por el desempleo, la inflación y la pobreza relacionados con el virus.
La reforma de precios sigue siendo profundamente impopular en países donde el combustible barato es una de las únicas ventajas económicas disponibles para los ciudadanos que ya se han visto afectados por el desempleo, la inflación y la pobreza relacionados con el virus.

El aumento de los precios del crudo está poniendo a prueba la determinación de las economías en desarrollo para dejar de consumir combustibles fósiles.