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En algún momento de la inversión, todos no solo nos equivocamos: somos estúpidos. La verdadera pregunta es, ¿hasta cuándo está dispuesto a continuar con una operación si está seguro de que tiene la razón?

Traigo el tema a colación después de haber asistido a la 14 Conferencia anual de MIT Sloan Investment la semana pasada, en la que fui moderador de algunos paneles. Varios participantes admitieron sentirse muy estúpidos. La explicación ofrecida es que equivocarse, por lo menos temporalmente, era parte de la descripción laboral para muchos en el mundo de las finanzas.

Esto es mucho más que el efecto actualidad, o la tendencia a dar más crédito del debido a los eventos recientes. Sí, el 2018 fue decepcionante y la mayoría de los tipos de activos tuvieron un desempeño pobre. Si su objetivo principal era no parecer tonto, probablemente no tuvo éxito a menos que se haya quedado con el efectivo todo el año. Además, como nos demuestra la historia, a menudo quedarnos con el efectivo nos hace parecer aún más tontos.

La conferencia era privada, así que no puedo citar a nadie directamente. Sin embargo, el asunto surgió repetidamente entre paneles y participantes. Por ejemplo, los inversionistas en factores tradicionales, especialmente en acciones de valor y pequeña capitalización, sintieron la presión.

Muchas otras estrategias y estilos fueron casi igual de decepcionantes. Las matemáticas de los mercados son tales que ocasionalmente nos hacen parecer estúpidos, cuando nuestro enfoque preferido no es el favorecido. Pasa muy a menudo; es un aspecto perdurable de los mercados, no una anomalía.

La "estupidez" se manifiesta de muchas maneras. ¿Se siente cómodo sosteniendo una posición que no está funcionando y no ha funcionado por varios años o más? Para hacerlo, debe tener la convicción basada en la evidencia de que la tesis de inversión no es simplemente una fuente temporal de alfa (desempeño por encima del mercado) que desaparecerá pronto.

Considere a quienes siguen las tendencias: han tenido un mal desempeño por tanto tiempo que la pregunta es si el modelo está averiado, es decir, si lo que parecía una característica inherente del mercado era, en realidad, una aberración temporal y aleatoria que no volverá a funcionar.

Esto plantea nuestra segunda pregunta: ¿cuál es su grado de confianza en el proceso que utiliza? La respuesta nos llega a través de los premios anuales Graham & Dodds de CFA Institute. El artículo de investigación ganador de este año fue "Buffett’s alfa" (El alfa de Buffet), el cuál analizaba de dónde viene el buen desempeño en el mercado de

La conclusión: "los retornos de Berkshire no parecen venir de la suerte o la magia, sino que son una recompensa por el apalancamiento de acciones baratas, seguras y de buena calidad".

Si parece simple y aburrido, es porque lo es, excepto por los largos periodos en que este estilo de inversión no es favorable. Ha habido décadas completas en las que parece que la racha ganadora de Berkshire ha terminado y Buffett no es más que un simple mortal que ha perdido el toque.

¿Recuerdan a finales de los 90, cuando Buffett esquivó las costosas acciones tecnológicas y del dotcom? A algunos pudo haberles parecido satisfactorio, pero lo que no sabían es que Berkshire estaba en la cúspide del periodo en el que su valor estaba a punto de empezar una racha de buen desempeño de 15 años.

Buffett entiende las desventajas de su enfoque y tiene una confianza total y justificada en su proceso. Entonces, ¿qué más da si el apalancamiento de acciones baratas, seguras y de buena calidad hace al mejor inversionista parecer estúpido por años?

Hablando de Buffett y de parecer inteligente: algunos de estos temas aparecieron en su carta anual a los accionistas de Berkshire el fin de semana pasado, ya fuera que discutiera el reciente desastre de Kraft Heinz Co. o la difícil posición de JPMorgan Chase & Co.

Probablemente, ningún activo de Berkshire ilustra este punto mejor que la enorme reserva de US$ 132,000 millones en efectivo y valores líquidos, que representan una cuarta parte de la capitalización de mercado de Berkshire. Si la compañía fuera un verdadero fondo mutuo, esto sería un enorme lastre para el rendimiento a largo plazo.

Pero los observadores de Buffett han aprendido que él no piensa en términos de trimestres, o ni siquiera años, sino que contempla la inversión en décadas.

El éxito de Berkshire nos enseña un par de lecciones. Primero, que se necesita un proceso para desplegar capital en el que se tenga confianza; segundo, que hay que estar cómodo con una posición que no esté funcionando y probablemente parezca estúpida, tal vez durante años, mientras se espera que el ciclo cambie.

Es lo suficientemente humilde para cualquier simple mortal.

Por Barry Ritholtz