(Bloomberg).- En , los bancos no tendrán un presidente de la empeñado en hacer pedazos las normas financieras. Pero en algunos aspectos, eso es mejor para Wall Street.

Con un currículum fundado en experiencia en el sector y viejas relaciones con ejecutivos financieros, se espera que Powell adopte un enfoque mesurado con respecto a la derogación de las regulaciones adoptadas tras la crisis económica del 2008. Se lo considera un custodio práctico, no ideológico, que conseguirá que las cosas se hagan.

Esto cuadra con lo que esperan los grandes bancos desde hace tiempo de la presidencia de Donald Trump. Quieren que la Fed y otros organismos tomen la delantera aliviando las restricciones posteriores a la crisis, particularmente porque el Congreso controlado por los republicanos ha hecho pocos avances en lo que se refiere a desmantelar la Ley Dodd-Frank.

"Para , Powell es una opción sólida", dijo Ian Katz, analista de Capital Alpha Partners en Washington. "Apoya la desregulación pero no al extremo. Es previsible y se lo considera un buscador reflexivo de consenso. El sector financiero lo ve como una opción más segura que alguien deseoso de hacer volar todo y descartar todas las normas de Dodd-Frank".

Si bien las opiniones de Powell sobre la supervisión bancaria son importantes, ocuparán un segundo plano respecto de sus obligaciones de dirigir la economía estadounidense. Es probable que apoye al gobernador de la Fed responsable de la supervisión bancaria, Randal Quarles, un viejo amigo con una perspectiva similar.

Desde que se incorporó a la junta directiva de la Fed en el 2012, Powell, de 64 años, ha apoyado una serie de nuevas regulaciones, pese a que en algunas oportunidades cuestionó su posible impacto en el crédito y otras actividades bancarias.

Uno de los temas centrales de sus discursos ha sido que el gobierno debe "proteger estas reformas básicas" realizando ajustes antes que grandes cambios. Reiteró dichas opiniones después de que Trump lo designó ayer.

"Nuestro sistema financiero es sin duda más fuerte y más resistente que antes de la crisis", dijo Powell desde el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca. "Nuestros bancos tienen un capital y una liquidez mucho mayores, son más conscientes de los riesgos que corren y están en mejores condiciones de gestionarlos".

El hecho de que Powell se sienta cómodo con las normas bancarias llevó a algunos colaboradores conservadores de la administración Trump a oponerse a su candidatura, según personas con conocimiento del tema. En las últimas semanas, algunos legisladores del Partido Republicano también habían planteado a funcionarios de la Casa Blanca su preocupación por el compromiso de Powell con la desregulación, dijeron personas al tanto de las insinuaciones.

Pero los megabancos, como Goldman Sachs Group Inc., demostraron claramente que apoyarían la elección de Powell, según personas conocedoras de su pensamiento.

En cierto modo, Wall Street ve a Powell como el mejor de dos mundos: continuará con la política monetaria de tasas de interés bajas de Janet Yellen, al tiempo que avanzará más que ella en diluir cargas como la Regla Volcker y las pruebas de solvencia bancaria. Los grandes bancos ya han gastado miles de millones de dólares para cumplir con Dodd-Frank, de modo que prefieren que los reguladores retoquen las normas en vez de anularlas.