Están emergiendo nuevas señales de que el antiguo efecto poderoso del dólar, cuando los mercados negociaban todo en relación con la moneda estadounidense, se está disipando.
La correlación continua de 120 días entre el oro y un índice Bloomberg Barclays de bonos en dólares de los mercados emergentes ha caído por debajo de cero por primera vez desde julio del 2016. Ello significa que los dos activos han dejado de responder de manera similar a los giros del dólar.
Durante años, los inversores negociaron el oro y los bonos de mercados emergentes como activos denominados en dólares, llevando el coeficiente de correlación entre ellos a un máximo de 0.54 en febrero de este año.
Dado que la confianza dependía de la dirección del dólar en cualquier momento, ello se sobreponía a la expectativa habitual de que un activo más arriesgado como la deuda de los mercados emergentes se mueve de manera diferente a un refugio como el oro.
Pero el repunte del dólar de este mes desde un mínimo de 28 meses no es señal de un cambio de riesgo en los mercados globales. La ola de ventas de acciones está, en general, concentrada en la tecnología y los sectores de consumo discrecional, lo que permite que industrias como las materias primas registren un rendimiento superior al mercado.
Esto ha provocado que el repunte del oro parezca cansado, y preparado para una corrección. El metal precioso se dirigía a un mínimo de cuatro semanas el martes, disminuyendo incluso ante las renovadas tensiones entre Estados Unidos y China.
Por otra parte, los bonos de los mercados emergentes están ampliando sus ganancias a un sexto mes, reduciendo a la mitad el rendimiento medio desde marzo al 4%. Las expectativas de un repunte del crecimiento en las economías asiáticas, la relajación de las apuestas a los problemas de deuda y la liquidez de los bancos centrales están impulsando el repunte.