(Bloomberg).- Luego de semanas de expectativas relativamente calmas respecto del resultado de las elecciones de los Estados Unidos –demócratas en la Casa Blanca, mayoría republicana en el Congreso-, los inversores incrementan la cobertura contra la posibilidad de un Donald Trump descontento el 8 de noviembre.

Desde que el FBI asestara un sorpresivo golpe a Hillary Clinton al reanimar la controversia sobre sus correos electrónicos la semana pasada, los activos de refugio suben y los de mayor riesgo declinan.

Eso coincide con lo que han dicho los analistas que pasará si los republicanos ganan o los demócratas arrasan, como pasó luego del voto británico de junio a favor de salir de la Unión Europea. JPMorgan Chase & Co. planteó el miércoles en un informe un tercer resultado sorpresivo posible que, según dijo, podría producir una reacción similar del mercado, el título del cual lo dice todo: "Exijo un recuento".

Los acontecimientos recientes reflejan el temor a que los inversores no estén seguros de si creer las declaraciones tranquilizadoras de analistas como los de Morgan Stanley (Clinton "mantiene ventaja") y Citigroup Inc. (se "sobreestiman" las posibilidades de Trump). A largo plazo, ambos candidatos quieren aumentar el gasto y bajar los impuestos, lo cual haría subir las acciones y bajar la renta fija.

Acciones.Victoria de Clinton: "El mercado ya ha incorporado a los precios un triunfo de Clinton", dijo por teléfono Margaret Yang, una analista de CMC Markets en Singapur. "Toda alza sería limitada si gana". Barclays Plc dijo esta semana en un informe que el S&P 500 podría subir 3 por ciento si gana Clinton.

Las mayores perdedoras serían las compañías financieras y farmacéuticas, mientras que los planes de Clinton de reducir la dependencia de los combustibles fósiles darían impulso a las empresas productoras de energía.

Victoria de Trump: "Las valuaciones de las acciones estadounidenses son muy altas, y un triunfo de Trump desencadenará una enorme liquidación", dijo Yang, de CMC. Muchos lo considerarían un clásico "evento de cisne negro", agregó, de modo que la reacción sería "mucho más grave" que el Brexit. Barclays pronosticó que el S&P 500 caería entre 11 y 13 por ciento si gana Trump.

El análisis de BlackRock indica que las compañías farmacéuticas, las aseguradoras y los bancos tendrían un mejor desempeño con Trump. Las empresas que construyen y mantienen infraestructura civil tendrían más oportunidades de contratos gubernamentales con Trump, dado que sus planes de gasto en ese sector son mucho más ambiciosos que los de Clinton.

Bonos.Victoria de Clinton: Un triunfo demócrata impulsaría en un primer momento los rendimientos en tanto los inversores venderían bonos del Tesoro en busca de activos de mayor riesgo, según un informe de analistas de Bank of America. Un efecto dominó haría subir los costos crediticios de particulares y empresas en todo el mundo porque los bonos soberanos estadounidenses son la deuda de referencia global.

A mayor plazo, un triunfo de Clinton no afectaría mucho los rendimientos –siempre y cuando los republicanos conserven el control de al menos una de las cámaras del Congreso- porque su estímulo fiscal sería relativamente reducido, sobre todo en comparación con los planes de Trump de mayor gasto en infraestructura y reducción de impuestos.

Victoria de Trump: En las dos semanas posteriores al sorpresivo voto británico del 23 de junio a favor de abandonar la UE, el rendimiento a 10 años de referencia de los Estados Unidos cayó 39 puntos básicos y no volvió a los niveles anteriores al Brexit hasta septiembre. Algo parecido sucedería si Trump tiene un inesperado triunfo, según los analistas. Crédit Agricole SA pronostica un "enorme dislocamiento" que haría bajar los rendimientos a 10 años por lo menos 10 puntos básicos si se impone el candidato republicano.

Pasada la primera conmoción, los planes de gasto en infraestructura y de reducción de impuestos de Trump podrían volver a hacer subir los rendimientos, en especial si los republicanos conservan el control de ambas cámaras del Congreso.

Monedas.Victoria de Clinton: El dólar estadounidense se fortalecería contra otras monedas de mercados desarrollados si los demócratas ganan la Casa Blanca en tanto los operadores se concentran en la probabilidad de que la Reserva Federal suba las tasas en diciembre, según Capital Economics, una firma de análisis con sede en Londres. Más adelante, Bank of America estima que el dólar solo se fortalecerá con Clinton si los demócratas obtienen el control del Congreso.

Las monedas de mercados emergentes han incorporado en su mayor parte un triunfo de Clinton, lo cual sería neutral o positivo para todos los países menos Rusia, según Société Générale SA. El peso mexicano, que ha hecho las veces de barómetro de la campaña presidencial, se beneficiaría de una victoria de Clinton más que cualquier otra moneda de mercados emergentes, agregó. Por otra parte, cabría esperar un "modesto fortalecimiento" del yuan chino tras una victoria de Clinton ante el alivio por un mejor panorama para el comercio global, dijo Sean Callow, estratega de Westpac Banking Corp. en Sídney.

Victoria de Trump: Los mercados cambiarios sugieren esta semana lo que podría pasar con un triunfo republicano: una caída del dólar contra la mayor parte de las grandes monedas y el peso mexicano como una de las monedas de peor desempeño contra el dólar estadounidense.

Incluso pasada la inmediata conmoción de una victoria de Trump, el dólar podría seguir debilitándose en tanto monedas de mercados desarrollados como el yen, el euro, la libra y el franco suben por temor a que China se deshaga de activos estadounidenses y la Fed postergue un endurecimiento de la política monetaria.

La hostilidad del candidato hacia China probablemente haga bajar el yuan offshore alrededor de 3% para fin de año, según Ken Cheung, un estratega cambiario de Mizuho Bank Ltd. en Hong Kong. A más largo plazo, la moneda podría declinar de forma más gradual.

La aversión al riesgo tras una victoria de Trump también podría afectar a otras monedas del mundo en vías de desarrollo ante el temor a que su posición proteccionistas pueda perjudicar a las economías emergentes al reducir las importaciones.