Esther George, presidenta de la Reserva Federal (Fed) de Kansas City.
Esther George, presidenta de la Reserva Federal (Fed) de Kansas City.

El impacto de la actual recesión en los hogares y empresas aún podría arriesgar que se produzca el tipo de daño al sistema bancario que Estados Unidos ha evitado hasta ahora, dijo la presidenta de la Reserva Federal (Fed) de Kansas City, Esther George.

A través de la pandemia las autoridades de la Fed se han consolado por el hecho de que aún no ha provocado una ola de morosidad en hipotecas, negocios y otros rubros que pudieran golpear a los bancos, provocar que dejen de prestar dinero y profundizar la recesión.

Pero “la recuperación económica... está lejos de estar completa”, dijo George en comentarios preparados para ser entregados vía online al Independent Bankers of Colorado. “Las tensiones en los balances en los hogares y comerciales desde marzo han creado fragilidades que podrían amenazar la rentabilidad bancaria y la capacidad de absorción de pérdidas por algún tiempo”.

Es la segunda autoridad del banco central, junto al jefe de la Fed de Boston Eric Rosengren, que advierte de manera explícita que aún podrían aumentar las tensiones del crédito a medida que persisten la recesión y la crisis sanitaria.

Los bancos comunitarios en especial, dijo George, debido a su exposición a los volátiles mercados agrícolas y la tensionada industria inmobiliaria comercial “deben seguir vigilantes”.

George también afirmó que le preocupaba que la pandemia y los recientes cambios regulatorios pudieran acelerar la consolidación en la industria bancaria, con “la regulación y la política monetaria... inclinando la balanza en favor de los bancos más grandes”.

Los argumentos para relajar los requerimientos de capital para los bancos más grandes “no son convincentes”, sostuvo George, apuntando que dichas compañías “distribuyeron más de US$ 50,000 millones en capital a través de dividendos a accionistas y recompra de acciones” incluso cuando se enraizó la pandemia.

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