FOTO 6 | Jumeirah Beach, Dubái. Situado junto al archipiélago artificial en forma de palma que es el hogar del Hotel Atlantis, Jumeirah Beach es uno de los principales lugares de interés turístico en Dubái.
Es popular entre los visitantes que vienen a disfrutar de las idílicas temperaturas del agua, que entre julio y octubre se mantienen en 33°C. (Foto: Shutterstock.com)
FOTO 6 | Jumeirah Beach, Dubái. Situado junto al archipiélago artificial en forma de palma que es el hogar del Hotel Atlantis, Jumeirah Beach es uno de los principales lugares de interés turístico en Dubái. Es popular entre los visitantes que vienen a disfrutar de las idílicas temperaturas del agua, que entre julio y octubre se mantienen en 33°C. (Foto: Shutterstock.com)

Los y las empresas que ofrecen alojamientos en casas particulares ya no se conforman con dar techo. Ahora también quieren venderle una experiencia al viajero.

¿Quiere un paseo por sitios relacionados con “Juego de Tronos” por Dubrovnik, Croacia? Marriott le puede conseguir uno. ¿Desea crear su propio perfume en París? Airbnb puede ayudarlo.

Operadores online como TripAdvisor y Expedia han estado vendiendo actividades por más de una década. Pero Marriott y Airbnb quieren una porción más grande del pastel y han agregado miles de ofrecimientos que los viajeros pueden reservar a través de sus portales.

Airbnb comenzó a ofrecer experiencias a fines del 2016. Actualmente tiene más de 20,000 actividades en 800 ciudades, que van desde una clase de yoga por US$ 12 en un porche de Nashville hasta un encuentro con lobos cerca de Seattle por US$ 175. Una persona puede proponer una experiencia y Airbnb la incorpora a su portal si le parece interesante y legítima.

Marriott ofrece un programa más amplio todavía, Marriott Moments, lanzado en octubre y que tiene 120,000 experiencias en 1,000 destinos, desde un paseo a pie por Detroit que cuesta US$ 27 hasta una visita de un día a la Toscana por US$ 588. Marriott se asoció con la empresa online PlacePass, que es la que detecta y aprueba las experiencias.

Marriott tiene unas 10,000 actividades exclusivas para los miembros de su programa que premia la lealtad.

En ambos portales las experiencias cuestan lo mismo que si se reservasen con operadores de tours. West Wine Tours, que organiza paseos por Sonoma y Napa en California en una vieja camioneta Volkswagen restaurada, cobra US$ 125 en su portal y también en Airbnb.

Pero los participantes en el programa de lealtad de Marriott recibirán puntos cuando reserven experiencias. Airbnb planea lanzar también un programa de lealtad, aunque todavía no ha dado detalles.

Sarah Ellis reservó un paseo en bicicleta por Roma, una caminata por Copenhague y otra por sitios alusivos a la saga de Harry Potter en Edinburgo a través de Airbnb. También hizo un tour “Sherlock” a través de TripAdvisor en Londres, pero le pareció demasiado grande y comercial.

“Cuanto menos comercializado, monopolizado y estandarizado, mejor para tener una experiencia auténtica”, dijo Ellis, una bibliotecaria de Fresno, California.

Hay quienes dicen que no hacen reservas a través de empresas grandes. Matthew Kagan, socio de una firma de comunicaciones de Santa Mónica, California, afirmó que no piensa reservar nada a través de Airbnb o Marriott, a pesar de que es miembro del programa de lealtad de Marriott.

“Sitios como Yelp y otras opciones de crowdsourcing son muy útiles porque me da la sensación de que es algo más auténtico”, explicó.

Pero Elizabeth Barber, profesora de la Facultad de Turismo de la Temple University, opina que las experiencias de Marriott atraen a viajeros que valoran los conocimientos de una firma confiable.

Danielle Oteri tiene una empresa llamada Feast on History que ofrece visitas guiadas en Italia y en Nueva York, incluidos tours por tiendas de comestibles italianos del Bronx, desde el 2007. Tanto Marriott como Airbnb están ofreciendo sus paseos, que cuestan US$ 79. Pero la mayoría de los clientes la contactan a través de su propio portal.

Oteri cree que la creciente demanda de experiencias obedece al hecho de que las ciudades se parecen cada vez más, con locales de cadenas como Starbucks en cada esquina, y la gente quiere experimentar un sitio a través de alguien del lugar, que conozca sus secretos.

“Cada vez cuesta más encontrar sitios que son únicos en una ciudad”, dice Oteri. “Ayuda tener a alguien que te guía”.

El boom de las experiencias, no obstante, tiene su lado negativo, según Oteri. Airbnb empezó a ofrecer hace poco un tour parecido al suyo por US$ 50 y TripAdvisor cobra una comisión de entre el 25% y el 30% cuando el paseo es reservado a través de su portal, mientras que Airbnb se lleva al 20%.

Los portales grandes, de todos modos, son vitales para los operadores pequeños que no pueden invertir mucho en publicidad. Marielle Chartier Henault dice que de cinco a diez clientes de Airbinb se apuntan semanalmente a la clase de natación de una hora por 36 dólares que ofrece en Toronto.

Joe Zadeh, vicepresidente de Airbnb, dice que una persona puede ganar un promedio de US$ 6,000 al año si hace cuatro paseos por mes y US$ 30,000 si hace unas 15 actividades por mes. Algunos de sus operadores han llegado a ganar más de US$ 200,000 al año.

“Es una gran oportunidad económica en la que haces algo que te gusta”, dijo Zedeh.