El dólar cerró estable en su última sesión del 2017. (Foto: AP)
El dólar cerró estable en su última sesión del 2017. (Foto: AP)

El gobierno de Trump podrá haber flexibilizado la política del dólar fuerte y haber llevado a un debilitamiento de la moneda, pero la oferta de efectivo estadounidense goza de buena salud.

En una era de pagos electrónicos y monedas digitales, la cantidad de moneda estadounidense en circulación ha crecido. El promedio del valor semanal de billetes y monedas en circulación alcanzó este mes un récord de US$ 1.62 billones, según datos de la Reserva Federal.

Si bien no es sorprendente dado que la economía más grande del mundo está en su noveno año de expansión, la creciente oferta de moneda estadounidense física supera el ritmo del incremento del producto interno bruto en momentos en que el valor del dólar declina en relación con otras monedas y en que el índice de Bloomberg que mide el dólar ha bajado alrededor de 10% en los últimos 12 meses.

¿Qué hay, entonces, detrás del aumento del efectivo a pesar de la proliferación de opciones digitales como Apple Pay y Square? Los economistas dicen que hay varios factores que podrían contribuir a explicar el motivo.

En primer lugar, una parte importante de los estadounidenses aún no tiene una cuenta bancaria ni usa los servicios financieros tradicionales. Nueve millones de hogares no estaban “bancarizados” –se manejaban exclusivamente con efectivo- en 2015, según el último estudio de la Corporación Federal de Seguros de Depósito (FDIC por la sigla en inglés)

Otra cosa que también podría sostener la fiebre de efectivo es la demanda externa. Alrededor del 60% de los dólares estadounidenses se encuentra fuera de EE.UU., según un análisis de la Fed de San Francisco. El dólar se cuenta entre las redes de seguridad, fuentes de estabilidad y refugios patrimoniales más buscados en una economía global, señaló.

También hay factores más siniestros. Los entes reguladores han reprimido el flujo de fondos ilícitos tras la crisis financiera.

“Las reglas sobre lavado de dinero han impulsado la actividad oculta, las transacciones en efectivo al margen de los bancos, y eso ha mantenido muy alta la demanda”, dijo Lou Crandall, economista jefe de Wrightson ICAP LLC.