(Foto: Reuters)
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Cuando las acciones se encontraron con dificultades y una amplia gama de activos de riesgo se vieron presionados en la semana que terminó el 18 de noviembre, algunos observadores del mercado se apresuraron a anunciar nuevamente el final de lo que ha sido un alza impresionante y provechosa. Pero en lugar de seguir retrocediendo, estos mercados se recuperaron una vez más.

Tanto el índice S&P 500 como el Nasdaq terminaron la semana pasada en máximos récord; y el Promedio Industrial Dow Jones también casi cerró la semana abreviada por el feriado en un récord.

Sin embargo, hubo muchas noticias la semana pasada que podrían haber amplificado el movimiento inicial a la baja.

En China, las acciones se vieron afectadas por las dudas sobre la capacidad del gobierno para mantener el crecimiento económico y lidiar con una deuda alta y focos de apalancamiento excesivo. La liquidación en el mercado de bonos del país se sumó al nerviosismo.

En Europa, las actas de la reunión de política del Banco Central Europeo sugirieron una gama más amplia de puntos de vista sobre el Consejo de Gobierno de lo que inicialmente se creía, en especial cuando se trata de la conveniencia de mantener el programa de compras de activos de gran escala. Esto se sumó a la incertidumbre asociada al colapso de las conversaciones sobre la formación de un gobierno de coalición en Alemania bajo el liderazgo de la canciller Angela Merkel.

Y en Estados Unidos, las minutas de la Fed no solo respaldaron la opinión de que el banco central aumentaría las tasas en diciembre. También parecieron contener una advertencia implícita de los miembros del comité de política de que "a la luz de las elevadas valoraciones de los activos y la baja volatilidad del mercado financiero", algunos miembros "temían que una fuerte reversión en los precios de los activos pudiera tener efectos perjudiciales en la economía".

En lugar de responder a todo esto con nuevas caídas de precios, las acciones reanudaron su movimiento alcista elevando las ganancias en lo que va del año a casi un 20% para el Dow y casi un 30% para el Nasdaq, y ayudando al S&P a registrar 55 máximos de cierre este año.

Las acciones se vieron favorecidas por datos que muestran que las economías avanzadas, lideradas por EE.UU. y Europa, continúan generando un impulso de crecimiento, además de indicios de que el Congreso avanza en el plan fiscal del gobierno. Asimismo, con el crecimiento europeo y los nuevos pedidos de manufactura en máximos de 17 años, se reforzó la opinión de que un repunte sincronizado en el crecimiento global brinda respaldo al condicionamiento muy fuerte y rentable de los inversores que se ha visto en los últimos años de comprar después de una caída y prácticamente de cualquier caída.

Esto pone de relieve un fenómeno de mercado que he enfatizado en el pasado y que está profundamente arraigado en el comportamiento de los inversores.

A pesar del reconocimiento generalizado de precios elevados de activos, volatilidad artificialmente baja y una brecha continua entre la toma de riesgos financieros y económicos, solo un choque grande y duradero puede sacudir la confianza de inversores y operadores en lo que sigue siendo una estrategia muy rentable de aprovechar las bajas del mercado para agregar exposiciones al riesgo.

Y, a pesar de las menores actividades de recompra corporativa, esta confianza se ve respaldada por las esperanzas de una política favorable al crecimiento y la profunda creencia del mercado de que las políticas de los bancos centrales continuarán reprimiendo la volatilidad y respaldando los precios de los activos.

En los mercados, nada permanece más tiempo que una estrategia simple de inversión que ha demostrado ser rentable. Pero también puede permanecer más de lo esperado, en especial si los fundamentos no mejoran suficientemente rápido para validar los elevados precios de los activos.

Eso nos lleva de vuelta a la importancia de la implementación de políticas para sostener y reforzar el alza histórica en las acciones.

Para mantener el repunte del crecimiento, Europa y EE.UU. necesitan implementar medidas que reviertan las persistentes presiones bajistas del potencial, es decir, la capacidad de las economías avanzadas para crecer no solo hoy sino también en el futuro; y para hacerlo de una manera más inclusiva.

En EE.UU., esto requiere avanzar en el plan fiscal en el Capitolio, así como el apoyo del Congreso a la iniciativa de infraestructura de la administración y medidas para mejorar la productividad laboral y la relación costo-beneficio de la innovación tecnológica. En Europa, como sostuve la semana pasada, se necesita una combinación más complicada de medidas políticas descendentes y ascendentes tanto a nivel nacional como regional.

Al comprar después de cada caída, los operadores e inversores esencialmente han adelantado el crecimiento económico futuro y los rendimientos financieros. Apuestan a que una respuesta integral de la política a favor del crecimiento en los países avanzados finalmente validará lo que, de lo contrario, serían mercados bastante frágiles.


Mohamed El-Erian