El sostenido descenso del bombeo petrolero de se aceleró en noviembre con una caída de 4.37% respecto a octubre, hasta una producción de 1,137 millones de barriles diarios (mbd), más pronunciada que la registrada el mes anterior, cuando fue de 3.3%.

Las nuevas cifras fueron publicadas por la en su informe mensual de diciembre, y están calculadas en base a "fuentes secundarias", es decir, estimaciones de diversos institutos independientes.

Los datos revelarían un agravamiento de la tendencia a la baja que experimenta la actividad de la industria petrolífera en el país latinoamericano desde el 2015.

La producción actual es la menor en tres décadas, con la excepción del radical desplome en el 2002 y 2003, cuando una huelga en la compañía estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) hundió las extracciones por debajo de los 100,000 barriles diarios durante varios meses.

Con respecto a la producción media del año 2017, el retroceso actual ya supera el 40%.

Los números oficiales aportados por Caracas a la OPEP, que también publica el informe, no solo no coinciden sino que muestran una tendencia inversa, con un incremento mensual de 31,000 barriles diarios, hasta 1.46 mbd.

En setiembre pasado, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, dijo que la producción petrolera se duplicará en un año gracias un plan de recuperación en PDVSA y que en ese tiempo se deben cumplir metas, entre ellas "un millón de barriles para China".

La ONG Transparencia Venezuela divulgó en noviembre un informe que achaca la vertiginosa caída en la producción a la pésima gestión de Pdvsa, cuyo responsable máximo es el actual ministro de Petróleo, Manuel Quevedo.

Los problemas en la petrolera estatal, incluidas múltiples investigaciones por corrupción y el impago selectivo a algunos proveedores, llegan justo cuando el país, que cuenta con las mayores reservas probadas de crudo de planta, atraviesa la peor crisis financiera y económica de su historia.

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