petróleo
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Tal vez ya sea demasiado tarde para escuchar a Martin Tallett.

Hace dos años, este consultor con más de cuatro décadas de experiencia en análisis de la industria del refinado de petróleo presentó una investigación a la agencia de las Naciones Unidas encargada de establecer las normas para el sector marítimo.

En ella advertía que los mercados del petróleo se verían afectados si se impusieran normas estrictas para el combustible de buques a partir de 2020. La fecha de inicio se fijó de todos modos.

Hoy, Tallett dice estar más preocupado todavía. El motivo de su inquietud es un aumento de la demanda tan grande que para el 2020 el mundo necesitará 2.3 millones de barriles más de petróleo por día de lo previsto cuando hizo su investigación anterior. Eso está cerca del consumo de Alemania.

"La principal diferencia es que el nivel de demanda global viene subiendo desde el 2016", dijo Tallett, presidente de EnSys Energy & Systems Inc., una consultora con sede en Massachusetts. "No creemos que la industria del refinado pueda producir todos los combustibles que serían necesarios para satisfacer en un 100% la demanda. Podría ser algo bastante caótico y estresado".

Amenazas al comercio
Ahora, un ejército en expansión de analistas, operadores y pesos pesados de la industria advierten sobre el riesgo de agitación –y sobre lucrativas oportunidades comerciales–, mientras que un grupo naviero incluso ha hablado de amenazas al comercio mundial y la seguridad marítima.

La firma de Tallett, que previamente había trabajado con la Organización Marítima Internacional de la ONU, buscó investigar nuevamente para la agencia cuando la OMI estaba decidiendo una fecha de inicio para las reglas que reducirían el contenido de azufre en la mayoría del combustible de buques al 0.5%, frente a 3.5% en la mayor parte del mundo en aquel momento (y aún hoy).

La empresa de investigación que la OMI terminó eligiendo para realizar el estudio de disponibilidad de combustible, CE Delft, con sede en Países Bajos, concluyó que no habría escasez a nivel mundial.

EnSys, sin embargo, hizo un trabajo similar junto con la empresa de investigación de transporte marítimo Navigistics Consulting, después de haber sido contratado por un grupo de comercio marítimo y una organización sin fines de lucro que busca mejorar el desempeño ambiental y social de la industria de refinado de petróleo. En ese estudio, obtuvieron resultados diferentes.

Tallett, que estudió Ingeniería Química, dice que el problema es la insuficiencia de equipos en toda la industria de refinado que eliminaría el azufre.

No se han realizado suficientes inversiones desde que se fijó la fecha límite del 2020 para abordar el problema, ya sea por parte de las refinerías o las compañías navieras que pueden instalar los equipos en sus buques para eliminar el contaminante, los que les permitiría quemar combustibles que de no ser por eso no acatarían las normas.

Así las cosas, eso significa que la principal forma de cumplir con la demanda de combustible es si el diésel –en un principio hasta 3 millones de barriles de él por día, según los cálculos de Tallett– se desvía a los buques de abastecimiento de combustible en vez de dársele los usos convencionales en tierra como para el transporte y la industria. Es poco probable que se logre en la práctica, dijo el consultor.

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