El aumento en el precio del metal "puede movilizar más inversión en el sector minero y eso puede significar más empleo" en un año en que el país buscará recuperar el ritmo de crecimiento tras la caída del PBI de 6% durante el 2020 producto de la pandemia de coronavirus, señaló de su lado Rodrigo Cerda, ministro de Hacienda de Chile. (Foto: GEC)
El aumento en el precio del metal "puede movilizar más inversión en el sector minero y eso puede significar más empleo" en un año en que el país buscará recuperar el ritmo de crecimiento tras la caída del PBI de 6% durante el 2020 producto de la pandemia de coronavirus, señaló de su lado Rodrigo Cerda, ministro de Hacienda de Chile. (Foto: GEC)

El precio del se duplicó desde marzo del año pasado y alcanzó su valor más alto en diez años impulsado en buena medida por las compras de China, una situación que abre una oportunidad “única” para la economía de , principal productor del mineral rojo, señalaron expertos.

El precio del cobre alcanzó los US$ 4.18 la libra en la Bolsa de Metales de Londres, y algunos analistas estiman que en las próximas semanas podría batir récords históricos, para transarse sobre los cinco dólares la libra.

China, el mayor comprador mundial de con casi la mitad de la demanda global, está empujando al alza el valor del metal.

“La intensidad del consumo de materias primas en China debido a la pandemia se ha intensificado”, explicó Juan Carlos Guajardo, director de la consultora especializada Plusmining. El gigante asiático se encamina a convertirse en la “verdadera fábrica del mundo”, agrega este experto.

Al impulso de las compras chinas, se suma el desarrollo de las energías renovables y la movilidad eléctrica, que requieren del uso del cobre.

A este contexto se agrega el aumento de liquidez por los paquetes de estímulo económico para enfrentar las crisis derivadas de la pandemia, y el debilitamiento del dólar, que abarata las materias primas cotizadas en dólares para inversores en otras divisas.

Desde el lado del suministro, los últimos años se han caracterizado por una industria minera con bajos niveles de inversión tras el fin del llamado “súperciclo”, entre los años 2003 y 2013, lo que ha restringido los planes de expansión de importantes yacimientos, y debilitado así la oferta mundial de cobre.

El escenario no podría ser más favorable para la principal exportación chilena.

Oportunidad “única”

Chile es el principal productor de cobre y maneja cerca de un tercio de la oferta global de este mineral. Por cada centavo de dólar que sube el metal rojo, el fisco chileno recauda US$ 22 millones adicionales.

Así, la industria del cobre es responsable de entre el 10% y 15% del PBI chileno.

Por ello “el alza en el precio del cobre pone a Chile en una posición única de oportunidad para seguir desarrollando el sector minero, aumentar la capacidad de producción y así atender esta alza esperada de la demanda”, afirmó el ministro de Minería y Energía, Juan Carlos Jobet.

El aumento en el precio del metal “puede movilizar más inversión en el sector minero y eso puede significar más empleo” en un año en que el país buscará recuperar el ritmo de crecimiento tras la caída del PBI de 6% durante el 2020 producto de la pandemia de coronavirus, señaló de su lado Rodrigo Cerda, ministro de Hacienda de Chile.

La gigantesca industria del cobre chilena no detuvo sus faenas en los meses más crudos de la pandemia durante el invierno austral.

Con estrictos planes de contingencia y favorecida por la ubicación de los principales yacimientos fuera de la zona central del país, donde se concentraron los contagios, la producción de cobre se mantuvo casi inalterada, a diferencia de escuelas, centros comerciales, restaurantes, cines y bares, que permanecieron cerrados.

“Como hay una tendencia de presión sobre la calidad de nuestro cobre y las posibilidades de explotación, lo que debería hacer Chile soberanamente es generar una reducción de la oferta y que se ajusten los precios a precios reales. El cobre es un producto no renovable y no va a ser para siempre”, recomendó en este contexto Marcela Vera, académica de la facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago.

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