Santiago (AFP).- La poderosa industria minera de Chile sonríe. Los precios del cobre se dispararon antes de lo previsto, potenciando planes de inversión que con cautela comienzan a enterrar años de penurias en el principal productor mundial del metal rojo.

Montada sobre la mejora de la economía de China, principal comprador mundial del cobre, la minería chilena celebra el fin anticipado de un ciclo marcado por la reducción de costos y la paralización de inversiones.

"La minería retoma su impulso", celebró la ministra de Minería de Chile, Aurora Williams, al presentar un reporte sobre inversiones previstas en el sector, que proyecta un alza del 32% para alcanzar los 64.856 millones en el próximo decenio.

Todo impulsado por el alza del precio del cobre, que el martes alcanzó su mayor valor en dos años. En la Bolsa de Metales de Londres se cotizó a 2,88 dólares la libra.

"La expectativa de que hubiera un alza en el precio del cobre estaba, pero se visualizaba para más adelante. Que haya ocurrido a esta altura estaría anticipando el comienzo del ciclo de alzas" esperado a partir de 2018, dijo a la AFP Juan Carlos Guajardo, director de la consultora Plusmining.

"Si se mantiene el apetito por (el) riesgo de los mercados a nivel global y China sigue creciendo fuerte, el precio va a llegar a 3 (dólares la libra) este año. Si no es ahora el ciclo de alza va a ocurrir en un año" más, agregó Guajardo.

Tecnologías limpias impulsan demandaLa dinámica de precios llevó a la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) a elevar en 20% el precio promedio del metal para este año, a 2.64%, en una proyección cautelosa que apunta a poner a resguardo al país de las oscilaciones del mercado global.

Las consecuencias del desplome del cobre que asfixió a la industria entre 2014 y 2016 están presentes en la producción del metal, que en junio cayó 6.1% interanual, aunque el futuro es promisorio.

Hay "mejores expectativas, aun cuando todavía subsiste una importante cautela sobre la dirección de los precios a mediano plazo", dijo Jorge Bande, del Centro de Estudios del Cobre y la Minería (Cesco), en un simposio esta semana auspiciado por Cochilco.

A largo plazo "se mantiene el optimismo respecto al cobre por el lado de la demanda, fundamentalmente proveniente del mundo eléctrico y todas aquellas tecnologías limpias que van a incrementar" el uso del metal, como la esperada masificación de los autos eléctricos, agregó Bande.

Pero después de que los precios tocaran fondo, obligando a la industria a apretarse el cinturón tras años de holguras, el mercado parece haber aprendido la lección. "Hoy día se mantiene mayor rigurosidad a la hora de evaluar y decidir ir adelante con un proyecto", dijo Bande.

A los reparos de las empresas, que ante la crisis pusieron en práctica intensos planes de reducción de costos, vendieron activos y frenaron sus inversiones, se suma un mercado financiero más restringido y tasas de interés más elevadas, para completar un escenario promisorio pero que no tendrá el brillo que tuvo la minería en el pasado reciente.

La estatal chilena Codelco, la principal productora mundial de cobre, con un 11% de la oferta mundial, redujo entre 2015 y 2016 costos por casi 1.800 millones de dólares, en una política de hacer lo mismo pero con menos recursos que le permitió mantener su posición de liderazgo en época de vacas flacas.

Generar acuerdosEl renacer de la minería se da en medio de la campaña electoral para las elecciones de noviembre, que tiene al expresidente Sebastián Piñera, un empresario de derecha, liderando todas las encuestas.

Pero mas allá de quien sea el nuevo presidente de Chile, "se necesitan acuerdos y mecanismos para asegurar que todas las partes van a contribuir al desarrollo de la minería. Cualquier cortocircuito hace daño a las expectativas de inversión", acotó Guajardo.

Reglas claras y acuerdos entre las empresas, el Estado y las organizaciones civiles y ambientales, que luchan en muchos casos por apuntalar a una minería limpia y en otros para frenar proyectos considerados nocivos, serán la clave en los próximos años.

De esa dinámica depende Chile para mantenerse al frente de la producción mundial de cobre, con casi un tercio de la oferta mundial, equivalentes a unas 5,6 millones de toneladas anuales, según coinciden los expertos.

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