Redacción Gestión

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Puntos claves

Las bajas expectativas de inflación y volatilidad parecen insostenibles. Nos inclinamos por los bonos vinculados a la inflación y el oro como factores de diversificación.

Asimismo, aumentaron las divisas de refugio, como el y el yen, después de los trágicos acontecimientos en Bruselas en una semana acortada por los días festivos.

La estabilización de los y un mercado laboral más ajustado podrían contribuir al aumento de la inflación real y prevista en los EE. UU. esta semana.

Se tranquilizan los mercados

Las compras de activos del banco central han desempeñado un papel fundamental en la atenuación de la volatilidad del mercado en los últimos seis años. Sin embargo, los bajos niveles de volatilidad actuales parecen insostenibles.

El programa de flexibilización cuantitativa (QE) de la Reserva Federal, en combinación con dosis liberales de flexibilización cuantitativa de otros bancos centrales, frenó la volatilidad del mercado a niveles bajos sin precedentes entre el 2012 y el 2014. Este periodo de volatilidad excepcionalmente baja finalizó el año pasado cuando la Reserva Federal redujo sus compras de flexibilización cuantitativa y comenzó a aumentar las tasas. Sin embargo, los mercados se han tranquilizado recientemente, de modo inquietante.

Preparación de carteras para una mayor volatilidad

La volatilidad del mercado bursátil estadounidense ronda su nivel más bajo desde agosto del 2015 y está muy por debajo de su promedio a largo plazo. Esta calma inusual se debe a la preocupación de los mercados en baja por la caída de los precios del petróleo y la situación de la economía de China y de los bancos europeos. No esperamos que esto siga así por mucho tiempo y vemos un retorno al régimen de mayor volatilidad que era habitual antes de la flexibilización cuantitativa.

El rumbo futuro de la permanece incierto y aún existen riesgos de cola. Nuestra hipótesis de base no es una gran devaluación del yuan chino, aunque es un riesgo negativo. La geopolítica, especialmente debido a que Europa se enfrenta al terrorismo y a la migración, podría generar volatilidad.

También podría generarla el aumento de las expectativas de inflación en los EE. UU. y en el mundo. Una modesta tendencia alcista en las expectativas inflacionarias, a medida que se disipan los temores de una recesión, respaldaría inicialmente los segmentos más riesgosos del mercado, como los de las acciones y los productos básicos de los mercados emergentes (ME), que han sido menoscabados por las inquietudes en torno a la deflación. Sin embargo, estos activos podrían sufrir a largo plazo, si la Reserva Federal se quedara atrás, lo que incrementaría las expectativas de aumentos más abruptos en las tasas.

Este es un buen momento para preparar las carteras para una mayor volatilidad. El oro puede ser una cobertura eficaz si aumenta la volatilidad debido al incremento de los temores relacionados con la inflación en los EE. UU., según nuestra investigación. También nos inclinamos por los valores del Tesoro protegidos contra la inflación (TIPS) y los instrumentos similares. La exposición a las divisas extranjeras también puede actuar como un factor de diversificación.

Resumen de la semana

Se fortalecieron las divisas de refugio, como el dólar estadounidense y el yen, después de los ataques terroristas ocurridos en Bruselas.

Según las investigaciones de BlackRock, los movimientos de flujo hacia los fondos de productos mundiales negociables en bolsa de los ME alcanzaron US$8.600 millones en lo que va del mes, un récord mensual desde enero del 2013.

Los datos económicos de los EE. UU. fueron heterogéneos. El promedio fluctuante anual de los reclamos iniciales por desempleo en relación con el empleo registró una caída récord, lo que indica un posible aumento de la presión salarial.

Perspectivas de la siguiente semana

Los informes económicos estadounidenses de esta semana son claves para evaluar las expectativas inflacionarias y la inflación futura. La Reserva Federal indicó este mes que estaba dispuesta a tolerar un aumento de la inflación en el corto plazo, lo que aumentaría las expectativas inflacionarias. Sin embargo, la discrepancia entre las expectativas inflacionarias y la inflación real es significativa, como se manifiesta en cinco años, cotizándose los puntos de equilibrio a cinco años cerca de las bajas del 2008.

El índice de gastos subyacentes de consumo personal (PCE), el indicador de la inflación de los EE. UU. preferido de la Reserva Federal, y otros datos de la inflación podrían mostrar esta semana hasta qué punto se amplía el efecto de estabilización de los precios del petróleo. La estabilización de los precios del petróleo y un mercado laboral más ajustado, como se muestra en el crecimiento salarial, podrían impulsar aún más la inflación tanto real como prevista.

Por Richard TurnillEstratega Principal de Inversiones Globales de BlackRock