(Foto: Pixabay)
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Cuando 600 entusiastas de las criptomonedas zarparon de Singapur el lunes por la noche para su segundo Crucero Blockchain anual, el precio del bitcoin se movía cómodamente por encima de los US$ 13,500.

Para el momento en que el barco llegó a Tailandia el miércoles para una tarde de copas sin fondo y conversaciones en torno a criptodivisas en una playa, el bitcoin había tocado los US$ 10,000.

El grupo estaba integrado en gran parte por hombres jóvenes, muchos de los cuales se hicieron en extremo ricos, al menos en los papeles, cuando el bitcoin y otras monedas digitales se dispararon el año pasado. Con toda probabilidad, acababan de perder millones.

Pero si alguien sentía el impacto, nadie lo demostró. La fiesta continuó, entre sangría y Red Bull, música rap con temas de bitcoin y drones filmando.

"Nada sube en línea recta", explicó Ronnie Moas, fundador de Standpoint Research, con sede en Miami Beach, quien el miércoles fue uno de los oradores del evento. En el mejor de los casos, dijo, el bitcoin podría saltar a US$ 300,000 en tan solo siete años.

Para quienes son escépticos en relación con la criptolocura, es difícil no ver todo esto como un nuevo signo de exuberancia desbocada, una repetición de la conferencia de securitización de Las Vegas, inmortalizada en la película “La gran apuesta”, que precedió a la crisis de las hipotecas subprime de 2007. Pero el inconmovible optimismo desplegado en el Crucero Blockchain esta semana también conlleva una advertencia para todo el que apueste a un derrumbe de las criptomonedas: hará falta más que una caída superior al 50% del bitcoin desde su altura máxima del 18 de diciembre para espantar a los fundamentalistas.

"Esto es algo en lo que uno cree o no", dijo Moas, que se ha convertido en una celebridad en el círculo de las criptodivisas por haber pronosticado precios estratosféricos para el bitcoin.

La ecléctica lista de oradores del crucero comprendía a José Gómez, excolaborador del extinto presidente venezolano Hugo Chávez; Kaspar Korjus, director del programa de residencia electrónica de Estonia (que puede emitir su propia criptomoneda), y Jorg Molt, un temprano adherente a las divisas digitales, que declara –lo cual no se ha podido verificar- tener 250,000 bitcoins, que al precio actual equivalen a US$ 2,800 millones.

Pero tal vez el mayor atractivo haya sido John McAfee, pionero del software antivirus de pasado accidentado. En 2012, mientras vivía en Belice, McAfee tuvo conflictos con la policía por presunta producción de drogas sin licencia y tenencia de armas, pero fue liberado sin cargos.

En un momento dado, la policía de Belice lo buscó como persona de interés en relación con el asesinato de su vecino. McAfee dijo que era inocente y que huyó de Belice debido a la persecución de funcionarios corruptos.

Ahora contribuye a la dirección de MGT Capital Investments Inc., una empresa de tecnología de baja capitalización con un negocio de minería de bitcoin.

Se ha convertido en un evangelista de las criptomonedas en Twitter, promocionando la tecnología y diversas monedas virtuales entre sus más de 700,000 seguidores. Coinsbank, el operador de cambio y billetera digital que organizó el crucero, lo ubicó como uno de los oradores principales.

El miércoles McAfee atribuyó la reciente caída del mercado al temor infundado a la intervención de los gobiernos. Instó a los tenedores de criptomonedas a continuar con sus apuestas.

"No se puede forzar la prohibición de un sistema distribuido", dijo McAfee en una entrevista después de su discurso. "Es como que se quiera prohibir fumar marihuana. No se lo puede prohibir. La gente volverá".

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