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Prepárese para la post nueva normalidad en los mercados.

La reciente volatilidad del mercado refleja más que una simple reducción de posiciones o el fracaso de algunos productos de volatilidad esotéricos. El catalizador de la ola de ventas llegó el 2 de febrero en forma de una inflación de salarios más alta de lo esperado en los Estados Unidos.

Aunque unos pocos datos no son evidencia concluyente, no pasará mucho tiempo antes de que los participantes del mercado comiencen a dudar de que la Fed pueda seguir comprometida con la "normalización gradual". Las implicaciones de tal cambio en el sentimiento son extremadamente importantes.

Sí, el posicionamiento y las estructuras del mercado han agudizado los movimientos del mercado. La reducción de las posiciones de consenso en acciones globales y en operaciones que se beneficiarían de una volatilidad moderada se tradujo en que las pérdidas en esos mercados fueron más pronunciadas que en otros sitios. Los precios del petróleo fueron otra víctima del posicionamiento.

Pero este no fue un simple episodio de "aumento global de la aversión al riesgo". Si lo hubiera sido, los rendimientos de los bonos habrían disminuido, no aumentado.

Es importante destacar que la aceleración de la inflación de salarios de EE.UU. (reforzada por los datos publicados el miércoles que mostraron que el índice de precios al consumidor aumentó un 0.5% en enero, la mayor subida en cinco años) confirmó las expectativas de los inversores, que han estado modificándose desde septiembre del 2017.

Las tasas de inflación "de equilibrio" de EE.UU. habían aumentado en los últimos cinco meses. Ahora mismo, las expectativas del mercado de un aumento de la inflación incluyen la posibilidad de que los precios puedan superar los objetivos del banco central.

Y esto es importante. La aceleración de la inflación puede requerir cambios significativos en la política monetaria. Incluso después de las alzas de tasas de la Fed, las tasas de interés reales a corto plazo en EE.UU. siguen siendo negativas y el balance del banco central sigue estando sobredimensionado.

Hasta la reciente ola de ventas, las condiciones financieras se habían relajado durante el último año: los precios de las acciones subieron, los rendimientos de los bonos se mantuvieron bajos, los diferenciales de crédito se ajustaron, los estándares crediticios se flexibilizaron y el dólar cayó.

Además, el crecimiento de EE. UU. se ha acelerado, la tasa de desempleo ha disminuido a niveles típicamente asociados con el pleno empleo, y Washington está proporcionando estímulos fiscales mediante recortes de impuestos y nuevos gastos.

Eso significa que incluso una modesta aceleración de la inflación puede cambiar las expectativas de política monetaria. Para los inversionistas en acciones preocupados por el lado negativo, la "Powell Put" (“opción Put de Powell”), que lleva el nombre del nuevo presidente de la Fed, Jerome Powell, seguramente tiene un precio de ejecución muy por debajo de los niveles actuales del mercado. Si los inversores quieren protección, tendrán que pagarla. La protección gratis de la Fed no se ofrecerá hasta que las cosas empeoren mucho.

El rendimiento de la renta variable en los últimos 12 meses estuvo basado en tres pilares: la aceleración del crecimiento mundial, el aumento de los beneficios empresariales y una política monetaria predecible.

Los dos primeros permanecen intactos. Hay escasa evidencia de que una corrección en el mercado de acciones vaya a reducir significativamente el crecimiento. Los fundamentos de la expansión global siguen siendo duraderos.

La expansión cíclica del margen en Europa y los mercados emergentes, el crecimiento histórico de las ganancias en Japón y el flujo de caja de las empresas después de impuestos en EE.UU. tampoco están todavía en riesgo.

Sin embargo, la política monetaria, que los inversores no cuestionaron, ni siquiera después del "taper tantrum" (reacción negativa de los mercados a las decisiones de la Reserva Federal) del 2013 o cuando la Fed y otros bancos centrales iniciaron la "normalización", finalmente está cambiando. Si se vuelve menos predecible, las valoraciones de las acciones deben caer y la prima por plazo de los bonos debe aumentar. ¿Qué se necesitará para que los mercados se recuperen?

En primer lugar, dado que el posicionamiento del mercado y las estructuras de derivados son opacos, es poco probable que la recuperación tenga forma de V. Los inversores esperarán algo de estabilidad antes de buscar oportunidades.

Incluso si la reacción inicial del mercado al IPC de enero fue benigna, es poco probable que otras señales de aceleración de la inflación de salarios y de precios sean positivas para las acciones. Además, el advenimiento de una mayor inflación probablemente no se limite a los Estados Unidos.

Los próximos acuerdos salariales en el sector público en Alemania, después de las importantes ganancias obtenidas por el sindicato de trabajadores del metal, serán vigilados de cerca. Los inversores también deben estar atentos a Japón.

En la era posterior a la nueva normalidad, ninguna clase de activos es inmune a los cambios en los precios. Las acciones deben perder valor si la inflación se acelera bruscamente. Los inversores en bonos exigirán mayores rendimientos. Los diferenciales de crédito se ampliarán, a medida que los inversores exigen una prima por la posible falta de liquidez.

Aun así, esta transición también ofrece oportunidades. La asignación táctica de activos será más gratificante, y más arriesgada. Una vez que finalice la ola de ventas inicial, la dispersión de los retornos debería ser mayor, creando oportunidades para gerentes activos capacitados. Se han acabado los días felices de gestión (activa o pasiva) basada en seguir de cerca a los índices de referencia.

Finalmente, si los rendimientos aumentan, los bonos generarán retornos totales escasos y poca diversificación para las carteras de activos múltiples.

Las estrategias alternativas, aquellas genuinamente sin correlación con los movimientos de las acciones y de los bonos, deben dar un paso al frente y llenar el vacío.Los rendimientos serán más bajos y la volatilidad más alta. Y requerirá una toma de decisiones más activa para navegar por los mercados de manera efectiva.

Por Larry Hatheway

Esta columna no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o Bloomberg LP y sus dueños.