Giovani Alarcón
A poco más de dos semanas de iniciadas las restricciones dispuestas por el Gobierno para combatir la propagación del Covid-19 en el país, las rutinas de las personas han cambiado en distintos niveles. Y los ritmos de trabajo, evidentemente, no son la excepción.
Así, luego de que el flujo de procesos en distintas industrias ha disminuido por la paralización de actividades, muchos sectores se han transformado.
Gestión conversó con cinco altos ejecutivos de empresas en diversos sectores, quienes nos comentaron cómo han variado sus rutinas de trabajo y las formas de coordinar ahora con sus colaboradores.
Monitoreo a distancia
Rik De Buyserie, CEO de Engie en el Perú, refiere que solo el 12% de los empleados de la empresa –unas 60 personas– está trabajando físicamente en las centrales para asegurar el suministro de energía. Mientras tanto, cerca de 440 empleados trabajan desde casa conectados en las plataformas digitales.
“Casi la mitad de ellos usa estas plataformas a través de sus smartphones. La digitalización, en general, nos ayuda a tal punto que algunas centrales eléctricas podemos operarlas, en gran parte, a distancia”, señala el ejecutivo.
Asimismo, indica que hacen uso de herramientas como Zoom o Microsoft Teams y cuentan con carpetas compartidas en la nube. Si bien son sistemas que ya utilizan muchas empresas en la actualidad, lo más relevante, afirma, es “identificar los temas importantes e intercambiar información con las distintas áreas, por lo que cada mañana tengo una reunión con mi equipo de soporte directo”, dice.
Situación similar es la que experimenta por estos días Compañía de Minas Buenaventura. Su CEO, Víctor Gobitz, señala que la tecnología les permite monitorear las operaciones y, con base en eso, obtienen un desagregado de actividades para el día.
“A las herramientas usuales como el correo WhatsApp, hemos añadido Skype, Teams o WebEx, dependiendo de la facilidad para cada persona con la que nos necesitamos comunicar”, comenta el ejecutivo.
Lejos pero cerca
Para Fernando Eguiluz, CEO del BBVA, saber mantener un orden es crucial en la distancia por lo que sostiene que siempre revisa su agenda la noche previa, así como las juntas y arma un planeamiento.
“Pongo mi alarma para las 6:15 a.m., me ducho, tomo desayuno y me siento a leer las principales noticias. Reviso en redes algunas inquietudes de clientes y comienzo con mi primera reunión. Determino mis pendientes y antes de almuerzo tomo una pausa para platicar con mis cuatro hijos y mi esposa”, afirma.
“Tras 25 años de trabajo no había podido ir a almorzar a mi casa por lo que aprovecho el tiempo con ellos. Termino el día cerca de las 8:30 p.m. no sin antes hacer un reporte con las principales situaciones del banco y conversar con mis colaboradores sobre sus inquietudes”, agrega.
Estructurando el trabajo
Desde hace más de 10 años, Rosanna Ramos-Velita, presidenta del directorio de la Caja Rural Los Andes, vive en Nueva York. Sin embargo, desde que lidera la empresa, siempre realiza viajes al Perú para coordinar los temas más importantes de la operación de la caja.
Hoy tiene claro que lo primordial en estos tiempos es contar con rutinas establecidas para estructurar el trabajo.
“Tener todos los días una llamada a las 9 a.m. con el equipo sénior es fundamental para determinar qué hace cada uno, cuáles son los temas, qué sucede, pero siempre hay que tener mucha disciplina en casa”, comenta.
Si bien la ejecutiva ha sabido mantener durante mucho tiempo este ritmo, reconoce que “en las últimas semanas hemos trabajado más que en los últimos tres años”, asegura.
“Hay ansiedad y preocupación, pero hay que mantener el equilibrio emocional. Como líderes hay que saber expresar y compartir esto con el equipo porque es humano y no lo podemos evitar”, añade.
Por su parte, Antonio Espinosa, gerente general de Inmobiliaria Desarrolladora, refiere que el cambio coyuntural en el ritmo laboral le ha permitido “trabajar más, pero con mayor tranquilidad ya que me dedico a proyectos de mediano y largo plazo. Además, he podido encontrar mucho tiempo para meditar y reflexionar”, anota.
- Se debe poner atención al aspecto emocional -
Más allá de los cambios a nivel interno dentro de las empresas, las circunstancias extraordinarias que se viven en el país, ante medidas que se endurecen en el tiempo para contener la expansión del covid-19, pueden generar otros tipos de estrés.
Rosanna Ramos-Velita de Caja Rural Los Andes, comenta que el hecho de que para algunos colaboradores, al trabajar en zonas alejadas, se les haya complicado regresar a sus hogares fue una situación de mucha ansiedad.
En el caso de Buenaventura, Víctor Gobitz asegura que hoy el foco de la minera está en “la gente que está en el campo”. “Deben manejar las actividades críticas para volver a la normalidad cuando se levanten las restricciones, por lo que tienen una situación particular distinta al no poder estar cerca a sus familias. Por ello, les damos apoyo anímico mediante un grupo médico y personas de asistencia social que ayudan ante cualquier inconveniente a los familiares”, explica.
Rik De Buyserie, de Engie Perú, considera que el factor emocional de los trabajadores es uno al que los líderes en las compañías deben prestarle un esfuerzo adicional.
A nivel personal, confiesa no ser un gran deportista y considera que los fines de semana son “extraños”, pero –al mismo tiempo– ha encontrado en la cocina italiana un hobby apetecedor.