ropa de oficina
ropa de oficina

La llegada del verano al hemisferio norte trae consigo un dilema que afecta a todos los trabajadores de oficina. ¿Qué significa un código de vestimenta casual en la práctica? El término medio entre parecerse a Kim Kardashian o Hagrid, el gigante, es difícil de identificar.

Goldman Sachs acaba de implementar un "código de vestimenta flexible", aunque la nota ejecutiva señaló gnómicamente que "la vestimenta informal no es apropiada todos los días". Los clientes corporativos bien vestidos podrían no recibir de buena manera consejos sobre banca de inversión de alguien que usa un polo sin mangas y jeans rasgados.

Tiene sentido que la banca sea uno de los últimos bastiones en caer ante el avance de la ropa de trabajo informal. Uno quiere que las personas que cuidan nuestro dinero luzcan sobrias y respetables. Por razones similares, las oficinas centrales de los bancos han sido construidas deliberadamente con un estilo ostentoso para enfatizar la solidez financiera y las raíces históricas de la institución. Los clientes podrían dudar en entregar sus ahorros a personas que trabajan bajo un arco ferroviario.

Para los varones, el cambio a vestimenta casual parece completamente positivo. Pocas personas lamentarán la desaparición de la corbata, una prenda funcionalmente inútil que restringió los cuellos masculinos durante un siglo. Los orígenes de la corbata se remontan al siglo XVII, cuando los mercenarios contratados por Luis XIII de Francia usaban una forma de corbata.

La versión moderna de la corbata surgió en la década de 1920 y fue popularizada por el británico Edward VIII, quien, cuando no estaba coqueteando con los nazis, desarrolló el nudo Windsor. Se convirtió en una prenda de oficina estándar para las próximas seis décadas.

En la década de 1990, las corbatas comenzaron a pasar de moda porque los titanes de la tecnología y los administradores de fondos de cobertura se negaron a usarlas, y eran lo suficientemente ricos como para ignorar la norma social. Una vez, cuando el fundador de Facebook Mark Zuckerberg iba a reunirse con un capitalista de riesgo, apareció vistiendo su pijama.

El saco, por el contrario, es una prenda mucho más útil, repleta de bolsillos para guardar billeteras, estuches de lentes y credenciales (o, en estos días, teléfonos móviles). Así que el atuendo de trabajo predeterminado para los hombres, cuando se reúnen con los clientes, es el saco, la camisa de cuello abierto y los pantalones oscuros (no jeans).

En días sin reuniones, los hombres pueden vestir polos (aunque no demasiado llamativos) y jeans, sin que nadie piense lo peor de ellos. Llegar en short o sin calcetines es otra cuestión. Pero vestirse por las mañanas debería ser algo rápido y sencillo de hacer. Steve Jobs era famoso por usar la misma ropa todos los días: polo negro, jeans y zapatillas.

Pero lo que funciona bien para los varones no resulta tan fácil para las mujeres. Karl Stefanovic, un presentador de televisión australiano, llevaba el mismo traje azul todos los días durante un año y nadie se dio cuenta. Por el contrario, sus copresentadoras recibieron constantes comentarios sobre su apariencia. Incluso la duquesa de Cambridge, Kate Middleton, recibe comentarios sarcásticos cuando usa la misma ropa dos veces.

La ropa de trabajo de las mujeres parece haberse vuelto menos formal con el tiempo. Una encuesta realizada por Euromonitor descubrió que las ventas de trajes de mujer se redujeron en un 77% en Estados Unidos entre el 2007 y 2016. Pero a muchas mujeres les preocupa que se las considere poco profesionales (a diferencia de sus colegas masculinos) si su ropa aparenta ser demasiado desaliñada o reveladora.

También puede ser difícil elegir ropa que sea adecuada para interiores y exteriores. Los sistemas de aire acondicionado en las oficinas a menudo están diseñados para adaptarse a la tasa metabólica masculina, que puede hacer frente a temperaturas más frías que el cuerpo femenino. El resultado puede ser que las mujeres tengan que llevar una prenda extra para usar dentro del edificio.

En cuanto a las reuniones formales, mientras que los hombres han abandonado la corbata, muchas mujeres se sienten obligadas a usar tacones altos. Esto les da a algunas mujeres un sentido de empoderamiento y feminidad (sin mencionar la altura extra).

Pero en términos de salud, los tacones pueden parecer el equivalente occidental de la antigua práctica china de atar los pies: perjudicial para los pies, tobillos y espaldas de las mujeres y una práctica diseñada para limitar su movilidad. El Parlamento británico sostuvo un debate después de que una mujer fue enviada a casa por su empleador por negarse a usar tacones altos durante su jornada como recepcionista.

Las compañías comprensiblemente quieren que los trabajadores que tratan con el público se vean respetables. Los trabajadores no deben usar ropa que no sería apropiada si visitan a una abuela mojigata o al maestro de un niño. Y tampoco se quiere que los empleados aparezcan en la oficina como si estuvieran vestidos para una boda. El elemento más importante para llevar al trabajo es una dosis de sentido común sartorial.