Las normas de convivencia son fundamentales para que el trabajador esté a gusto no solo con sus compañeros de trabajo, sino también con sus labores asignadas. (Foto: EFE)
Las normas de convivencia son fundamentales para que el trabajador esté a gusto no solo con sus compañeros de trabajo, sino también con sus labores asignadas. (Foto: EFE)

Quizás estas son dos de las palabras más queridas en nuestro idioma: "reunión cancelada". Cuando aparecen entre los mensajes, las personas suelen experimentar un breve momento de euforia, aunque en realidad solo sea una postergación; total, la procrastinación (dejar las cosas para más tarde) es un placer subestimado.

Los trabajadores, y posiblemente todas las personas, pueden dividirse en dos grupos. Aquellos a quienes les gusta involucrarse en todo y pueden ser apodados "fomos" porque sufren de un "miedo a perderse de algo" (o en inglés: fear of missing out). Y luego están aquellos que, preferiblemente, quieren que se les deje continuar con su propio trabajo en particular, sin distracciones: los "jomos" o “alegría de perderse algo” (joy of missing out).

Cuando The Economist se mudó de oficinas en Londres en el 2017, el nuevo edificio vino con un conjunto de espacios para reuniones. Como era inevitable, hay muchas más reuniones. Es difícil pasar cerca de estas reuniones sin preguntarse quiénes son estas personas y qué están haciendo. (En su mayoría, parecen estar mirando seriamente una proyección de una pantalla de computadora).

Los lectores sabrán al instante su tribu. Si el jefe anuncia un nuevo proyecto, ¿usted se ofrece como voluntario de inmediato, pensando que será una gran oportunidad para demostrar sus habilidades? Si es así, es un “fomo”. ¿O acaso prevé la molestia asociada, el posible fracaso del proyecto y los correos electrónicos del fin de semana de todos los “fomos” que desean pasar menos tiempo con sus familias? Entonces Ud. es un “jomo” certificado.

Otra prueba es la tecnología. Los “fomos” son rápidos para adquirir y adaptarse a los últimos dispositivos y envían documentos a sus colegas a través del más reciente programa para compartir archivos. Los “jomos” tienden a creer que cualquier actualización tecnológica será inicialmente problemática y se preguntan por qué demonios sus colegas no pueden enviar el documento en formato PDF.

Los “fomos” disfrutan la oportunidad de participar en una videoconferencia para que puedan compartir plenamente la dinámica de la reunión y no perderse ningún dato sobre la agenda a largo plazo de los participantes. A los “jomos” les molesta profundamente el elemento de video, lo que les impide revisar sus correos electrónicos o jugar al solitario mientras el jefe habla en tono monótono sobre presupuestos durante 20 minutos.

Los eventos para hacer contactos son el tipo de cosas que entusiasman a los “fomos” al ser una oportunidad para intercambiar ideas y conocer gente. Cuando los “jomos” escuchan la palabra "hacer contactos", agarran sus auriculares para no oír más. Para ellos, estar obligados a asistir a un cóctel del sector es como estar obligado a asistir a la boda de alguien que apenas conocen; una sesión prolongada de purgatorio social.

Del mismo modo, los “fomos” ven una reunión a la hora del desayuno como una oportunidad para comenzar el día de la mejor manera, y odiarían tener que rechazar una por motivos inevitables. A los “jomos” les disgusta poner la alarma más temprano y prefieren desayunar en la mesa de su cocina, refunfuñando sobre los titulares de noticias junto a sus cónyuges. Si es una reunión de trabajo, entonces que esté dentro de las horas de trabajo.

En cuanto a los viajes de negocios, a los “fomos” les fascina experimentar el deleite de asistir a conferencias en el extranjero y visitar nuevos lugares. Todo se verá bien en su currículum vitae. Los “jomos” saben que ese tipo de viajes implica aviones abarrotados de gente, jet lag y un largo recorrido por inmigración. El destino final no suele ser un lugar exótico, sino un centro de conferencias o un hotel que olvidarán cinco minutos después de haber partido.

Los “jomos” son conscientes que tienen que asistir a algunas reuniones e ir de viaje para hacer su trabajo, pero consideran estas cosas como una penitencia no un privilegio. Algo útil puede salir de esto, pero es mejor no tener muchas expectativas.

Podría parecer obvio que los empleadores deberían buscar contratar solo a “fomos” y no a “jomos”. Después de todo, en una compañía llena de “jomos”, las ventas podrían sufrir y habría poca innovación. Pero si bien los “fomos” están corriendo de reunión en reunión y van a eventos para hacer contactos, los empleadores necesitan algunos “jomos” para hacer el trabajo de verdad. Si los “fomos” son como perros que ladran con entusiasmo y persiguen sus propias colas, los “jomos” son más felinos. Entrarán en acción si un ratón está cerca, pero mientras tanto, se contentan con sentarse junto al fuego.

La otra razón por la que depender de los “jomos” es peligroso es que son naturalmente inquietos. Los “jomos” serán leales, por temor a terminar con un peor empleador. Pero los “fomos” pueden pensar que trabajar para una empresa significa que se están perdiendo mejores condiciones en otro lado. Después de todo, ese es la idea de la mayoría de eventos de contacto.