¿Cuándo regresará la mayoría de empleados a la oficinas? Así como ocurría con Tántalo y el árbol repleto de frutas, parece que ya es el momento, pero no. Una encuesta del banco de inversión Morgan Stanley halló que los empleados han ajustado sus expectativas respecto de cuándo es probable que repueblen sus escritorios: las han pasado de abril a junio, pero dada la lentitud de la vacunación en algunos países, estarían siendo optimistas.
Las empresas también han tenido que ajustar sus expectativas. Brian Kropp, vicepresidente de Investigación de la consultora e investigadora Gartner, señala que las empresas han pasado por tres fases. En la primera, durante la primavera (boreal) del 2020, pensaban que la pandemia sería corta y que la vida corporativa retornaría rápidamente a la normalidad.
En la segunda, parecía que las restricciones económicas durarían indefinidamente y las empresas consideraron que había pocos motivos de planificar para un mundo pospandemia. En la tercera, la fase actual, las vacunas han traído esperanza de una reversión hacia la normalidad, y las empresas están tratando de descifrar cómo será el nuevo mundo.
Lo interesante es que Kropp observa que los puntos de vista se han transformado desde el inicio de la pandemia. Hace un año, muchos ejecutivos dudaban de que la productividad podría mantenerse si los empleados trabajaban desde casa. En tanto, el personal de oficina disfrutó de mayor flexibilidad. Ahora, los gerentes están mucho más cómodos con la idea, pero los empleados ansían volver a la oficina, al menos como parte de su horario laboral.
Esta impaciencia parece estar relacionada con la larga duración del confinamiento. La novedad ya pasó y trabajar desde casa parece menos apetecible. Y el tiempo que pasan frente a una pantalla ha ocasionado una sensación de fatiga. También ha incrementado el estrés. Según un estudio de la revista gerencial Harvard Business Review a 1,500 trabajadores en 46 países, el 85% dijo que su bienestar se ha reducido y el 55% señaló que no puede equilibrar su vida laboral y familiar.
Los problemas son físicos y también mentales. Una encuesta a trabajadores italianos encontró que, haciendo teletrabajo, el 50% reportó mayores dolores de cuello y el 38%, mayores dolores lumbares. Esto se debe probablemente a que el mobiliario de casa no está diseñado para albergar un uso extensivo de computadoras.
Esto no significa que los trabajadores quieran retornar del todo a los viejos tiempos. Según la encuesta de Morgan Stanley, a los empleados les gustaría, en el futuro, trabajar desde casa dos días a la semana, en promedio, mientras que antes del covid-19 decían que solo un día. Y cuando regresen, la mascarilla y el distanciamiento social tendrán que continuar por algún tiempo.
Aunque legalmente puedan, pocos empleadores obligarán a su personal a vacunarse, sobre todo porque podrían generar revuelo. Gartner sondeó a 116 profesionales de recursos humanos y solo el 19% estaba planeando inoculación obligatoria. Esto podría significar que entre el 30% y 35% de trabajadores estadounidenses no estará vacunado, señala la consultora. Y serán vulnerables a contraer el virus en el trabajo.
Otro problema para las empresas es que los empleados se han vuelto menos leales a medida que la pandemia ha avanzado. Kropp dice que los trabajadores están pasando más tiempo online buscando empleos y actualizando sus perfiles en LinkedIn. Dado que pocas empresas están contratando en estos momentos, no muchos empleados han renunciado, pero cuando la economía se reabra, podría presentarse una precipitación de salidas.
El deseo de irse podría no ser universal. La pandemia ha dividido a los trabajadores entre “holgazanes” y “afanosos”. El primer grupo se sale con la suya con el mínimo esfuerzo. El segundo está trabajando más horas que antes. Los afanosos tienen más probabilidad de abandonar su empleo actual, sostiene Kropp, si sienten que sus esfuerzos no están siendo recompensados adecuadamente.
Todo esto plantea desafíos para los gerentes que están planificando un retorno a la normalidad. Es que tendrían que rediseñar sus oficinas para crear mayor distancia entre escritorios, e idear un sistema de asignación de espacio para empleados que solo asistirán tres días a la semana. Y también necesitarán recrear la camaradería en sus equipos y asegurarse que los mejores no quieran irse.
Los temas de equidad podrían ser los más difíciles de afrontar. Las mujeres parecen más interesadas en trabajar desde casa que los hombres, pero Kropp advierte que los gerentes tienen una tendencia a recompensar a los empleados que pueden ver, a costa de aquellos con lo que tienen menos contacto. Ello ampliaría la existente brecha salarial de género. En resumen, cuando se anuncie que el peligro ha pasado, ese momento podría marcar el inicio de problemas para los gerentes.
Traducido para Gestión por Antonio Yonz Martínez
© The Economist Newspaper Ltd, London, 2021