César Antúnez de Mayolo
Usted debe tomar una decisión de ascenso y para tal fin, lleva varios días con un correo esperando respuesta. Ante la presión del jefe de recursos humanos, entre una relación de cinco personas acompañada de unos pocos indicadores de desempeño, selecciona un nombre.
Una vez oficializado el ascenso, uno de los candidatos lo busca fastidiado. Aduce tener el doble de tiempo en la empresa, mejores indicadores de desempeño y una formación académica equivalente al recién promovido.
Entonces usted siente que si hubiese analizado la información con más detenimiento, habría ascendido a otro colaborador.
¿Por qué es tan difícil ser justo y, más aún, generar la sensación de justicia? ¿Qué tanto nos juega en contra la poca disponibilidad de tiempo libre para conocer a nuestros subalternos, pensar mejor nuestras decisiones y explicar nuestros criterios de decisión?
La percepción de la justicia
Todo buen directivo debería buscar que su empresa sea más exitosa y perdure en el tiempo, para lo cual no basta con mejorar su rentabilidad y el flujo de caja -aspectos perfectamente medibles y trazables-, sino que será imprescindible promover la justicia.
Para ello no solo será importante explicar los criterios y reglas que se considerarán al tomar decisiones que impactan en personas, sino que estos se tomen en cuenta por los directivos y que los colaboradores sean recompensados equitativamente por sus aportes.
Cuando los colaboradores perciben que son tratados injustamente y se toman decisiones arbitrariamente, no solo se deteriora el clima laboral, sino también el desempeño.
Justicia y tiempo directivo
Para que los colaboradores confíen en su empresa, es imprescindible que sus jefes les demuestren credibilidad, respeto y justicia.
Ello implica asegurarnos que nuestras decisiones sean aplicadas correctamente en las personas y situaciones en base a información precisa, dejando de lado los sesgos en el proceso de toma de decisiones y dando la oportunidad a los colaboradores para ser escuchados.
El dedicar el tiempo suficiente para conocer a nuestro equipo, pensar mejor las decisiones que impactan en personas y explicar nuestros criterios de decisión, implica muchas horas, compitiendo con el tiempo que un directivo dedica para los procesos de negocio.
Alinear comportamientos
La sensibilidad personal de un directivo hacia su equipo y el tratamiento que le dé a cada uno impactarán en la percepción de justicia de sus colaboradores. Como sostenía el filósofo Karl Popper, para ser justo no solo es necesario que las normas no estén sesgadas para favorecer o perjudicar a determinados individuos, sino que la gestión de la justicia por quienes la administran, sea imparcial. Así un directivo sea muy competente, no podrá considerarse como líder si es percibido como un jefe injusto y si de verdad quiere convertirse en líder, no solo será vital que tenga buenas intenciones, sino también que pueda darse el tiempo suficiente para atender a su equipo.