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En enero se toman más días de descanso por enfermedad que en cualquier otro mes del año, en tanto los empleados evitan el clima frío para quedarse en cama abrigados. Sin embargo, algunas empresas han visto como algunos de sus trabajadores ya no regresaron después de las vacaciones de Navidad. 

Una semana de vuelta en su país de origen a veces convence a los trabajadores migrantes de la Unión Europea a quedarse allí. Además del clima británico, ahora se enfrentan a una libra débil y, por supuesto, a la inminente perspectiva del Brexit.

Desde la votación en el 2016 para abandonar la UE, ha habido un fuerte aumento en el número de inmigrantes europeos que abandonan Gran Bretaña. En el periodo anual hasta junio del 2017, un total de 123,000 empacaron sus maletas, 28,000 más que durante el año anterior. En general, la migración neta de ciudadanos de la UE disminuyó en un 43%; entre los de los países "A8" de Europa central y oriental, cayó en un 81%.

La caída amenaza con complicar la dificultad de reclutar trabajadores en lo que ya es un mercado laboral ajustado. El desempleo, en 4.3%, está en su nivel más bajo desde 1975. Las empresas en algunas industrias están luchando para llenar vacantes. Entre los oficios especializados, los chefs son especialmente solicitados. 

Un informe encargado por la industria de la construcción en el 2016 advirtió que dentro de una década el grupo de trabajadores podría reducirse en un 20-25%.

Algunos argumentan que tener menos trabajadores haría bien a Gran Bretaña. La abundancia de mano de obra extranjera en los últimos años ha ayudado a controlar los salarios en algunos empleos mal remunerados. Con menos trabajadores migrantes, las empresas podrían verse obligadas a capacitar a gente de la zona e invertir más en tecnología, mejorando así la baja productividad de Gran Bretaña. 

Ese argumento recibió impulso este mes por las cifras que muestran que la productividad creció casi un 1% en el tercer trimestre del año pasado, el aumento más fuerte desde el 2011 (aunque después de un mal primer semestre del año).

Sin embargo, las señales muestran que las empresas tardan en responder al agotamiento de la mano de obra. Su primer curso de acción podría ser pagar salarios más altos, para reclutar más trabajadores locales y retener a los empleados de la UE.

Algunos empleadores han hecho esto. Los salarios anuales reales en agricultura, que es particularmente vulnerable a cualquier disminución en trabajadores migrantes, aumentaron en más de 3% en los tres meses hasta octubre, más que cualquier otra industria. Sin embargo, otras empresas con gran cantidad de migrantes han hecho todo lo contrario: los salarios en la fabricación de alimentos cayeron 1% y los de la construcción un 0.2% durante el mismo período.

Mejorar las condiciones laborales sería otra forma de llenar vacantes. Andrew Green, director del Craft Guild of Chefs, dice que la cultura del acoso en las cocinas lleva a los nuevos reclutas a dejar la profesión tanto como los bajos salarios. Green recuerda las bandejas y ollas que volaban hacia él hace décadas, y reconoce que poco ha cambiado.

Algunos restaurantes están abordando las semanas de 70 horas que los chefs a menudo tienen que trabajar. Varios restaurantes con estrellas Michelin, como Le Gavroche en Londres y Sat Bains en Nottingham, han reducido sus horarios para retener al personal. Del mismo modo, la Asociación de Transporte de Carreteras lanzará una campaña para publicitar mejores condiciones de trabajo para los conductores, de los cuales existe una escasez nacional.

Si las empresas no pueden aferrarse a las personas, pueden reemplazarlas por máquinas. Los robots tienden a no ser buenos chefs, incluso si son menos propensos a los berrinches. Pero en otras industrias, como la fabricación de alimentos y la agricultura, existe un margen considerable para una mayor automatización.

The Resolution Foundation, un grupo de expertos, ha estimado que entre el 10 y el 35% de los empleos actuales podrían automatizarse a principios de la década de 2030. Los sensores ya están tan desarrollados que en una fábrica dirigida por Premier Foods, cerca de Sheffield, una máquina puede recoger poppadums frágiles de una línea y embolsarlos, eliminando la necesidad de emplear cinco pares de manos humanas.

Sin embargo, Gran Bretaña se está quedando atrás en el uso de robots. Martin Howarth, director del Centro Nacional de Excelencia en Ingeniería de Alimentos de la Universidad Sheffield Hallam, advierte que la automatización en la fabricación de alimentos es baja, detrás de países como Alemania y Japón.

Según el Institute for Public Policy Research, la inversión de capital en las industrias británicas de bajos salarios, como porcentaje de su producción, es de alrededor del 14%, en comparación con el 15% en Francia y más del 20% en Alemania.

Las empresas constructoras se encuentran entre quienes experimentan procesos que reducen la necesidad de trabajadores humanos. Laing O'Rourke, una de las empresas de construcción más grandes de Gran Bretaña, ha sido pionera en los métodos de construcción "fuera del sitio" en una fábrica en Worksop, donde partes de los edificios se prefabrican y luego se ensamblan en el sitio.

Berkeley Homes, otra gran empresa, ha comprado un sitio en Kent para construir 1,000 casas prefabricadas al año. Pero estas son las excepciones. La construcción basada en la fábrica representa solo el 6% de la construcción de viviendas en Gran Bretaña, frente al 9% en Alemania y el 13% en Japón, según Arcadis, una consultora de ingeniería.

Las empresas pueden comenzar a reclutar más de entre los que han estado subrepresentados en la fuerza de trabajo. El gobierno quiere "transformar" el empleo de las personas con discapacidad, el 49% de los cuales tienen empleo, en comparación con el 81% de todos los trabajadores. Ha proporcionado dinero para ayudar a trabajar a las personas con problemas de salud mental.

Algunas empresas han comenzado recientemente cursos para atraer a trabajadores discapacitados. Entre ellas Mitie, otra compañía inmobiliaria, que administra un pequeño programa de reclutamiento junto con la Sociedad Nacional de Autismo.

Los ancianos son otra fuente potencial de nuevos trabajadores. Entre 1995 y el 2015, el número de trabajadores en Gran Bretaña mayores de 65 años se duplicó con creces, a más de 1 millón. Aun así, su tasa de participación en el mercado laboral es menor, del 11%, que la media del G7 del 15%.

Atraer a los trabajadores mayores y discapacitados requerirá que las empresas sean flexibles y ofrezcan más capacitación. Sin embargo, los trabajadores en Gran Bretaña reciben menos capacitación proporcionada por el empleador que en cualquier otro país de la UE, excepto Polonia, Grecia y Rumania.

A medida que el Brexit se acerca y las economías de la UE crecen más rápido que las de Gran Bretaña, es probable que la restricción en el mercado laboral se endurezca. Aunque algunas empresas están tomando medidas, la mayoría de las industrias no están preparadas. Muchos jefes todavía tienen un enfoque de esperar y ver qué pasa. Se están quedando sin tiempo.